Como portarse cristianamente debe ser la preocupación de todo hijo de Dios. Jesús enfatizó en más de una oportunidad que cuando sus discípulos le imitaban a Él, los que los observaban tendrían razón para glorificar a Dios, o sea, reconocer a Cristo en la vida de los suyos. Por eso, la instrucción a los Gálatas debe ser tomada en cuenta.

 

Cumplid así la ley de Cristo” Gálatas  6:2.

 

El Señor Jesús instruyó a sus discípulos acerca de problemas que pueden suceder entre hermanos, “si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano” (Mateo 18:15). Jesús suponía el caso de una ofensa hecha en forma privada, sin involucrar a otras personas. Es el caso de un problema particular entre el ofendido y el ofensor. El ofendido debía tomar cuidado de no ventilar el asunto delante de otros, sino buscar al ofensor para conversárselo. En caso que el ofensor se negara a reconocer la falta, el Señor indicó el segundo paso, “Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra” (v.16). Los dos testigos no serían jueces propiamente tal, sino dos individuos que, escuchando los dos lados, llegarían a una conclusión dando su opinión al respecto. Con este paso, la ofensa es conocida por un máximo de cuatro personas. Si el problema no se resuelve con esto, hay un tercer paso. Se supone que los dos testigos han dado la razón al ofendido, y “Si no los oyere a ellos (los testigos), dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano” (v.17). Con esta instrucción, el Señor quiso salvaguardar a su pueblo de situaciones debilitadoras y dañinas.

 

Cabe la pregunta en el caso de Gálatas 2:11. ¿Por qué trató Pablo el problema con Pedro en forma pública y no en privada? Sencillamente porque fue una falta pública, hecha ante muchos testigos que habían sido influenciados a cometer la misma simulación. La regla es simple; falta privada, reprensión privada; falta pública, reprensión pública. Pedro había sido la causa porque algunos tropezaron debido a su comportamiento y Pablo tuvo que poner atajo a la práctica para evitar más daño. Por eso, le careó con la realidad. La reprensión cayó en Pedro y las palabras afectarían a los demás.

 

Pablo actuó por el bienestar del pueblo de Dios. Seguramente fue doloroso cuando lo hizo, pero Pablo puso en práctica un principio que estableció en la misma carta a los Gálatas. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1). Por encima de toda consideración personal, debe prevalecer la preocupación por el bienestar del pueblo de Dios. Es difícil aplicar el principio y por eso debe existir espiritualidad para hacerlo. Es penoso recibir una reprensión, pero cuando se recibe con humildad, todos salen beneficiados. Cumplir la ley de Cristo es preocuparse de la salud espiritual de su pueblo. –daj.

 

Lectura Diaria:
Éxodo 9:1-35 [leer]
/Salmos 40:1-41:13 [leer]
/Hechos 4:1-31 [leer]