Vivimos en días cuando promesas no se respetan y compromisos no son honrados. ¿Sabía que el que confía en Cristo Jesús como Salvador también le recibe como su Señor? Lea del Compromiso Cristiano.
“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial”. Hechos 26:19.

Saulo de Tarso “respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor” pidió cartas del sumo sacerdote para ir a Damasco, “a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén” Hechos 9:1-2. Se hizo acompañar de otros para la tarea y cuando estaban próximos a llegar a su destino “repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo” v.3. Saulo cayó en tierra donde escuchó una voz. Le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” v.4. No reconoció la voz y por eso preguntó “¿Quién eres, señor?” v.5. Usó la palabra “señor” como término de respeto como es usada en nuestra lengua hoy. La respuesta dada a Saulo seguramente le sorprendió grandemente, “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” v.5. ¿Jesús? Saulo pensaba que Jesús estaba muerto y precisamente perseguía a los cristianos que decía que Jesús había resucitado. La respuesta le dejó “temblando y temeroso” v.6. En aquel momento ocurrió el milagro de la conversión de Saulo de Tarso.

No hubo razón para refutar más a la realidad. Jesús estaba vivo. Saulo no comenzó a dar explicaciones por su incredulidad ni pidió más confirmación del hecho. Sus primeras palabras son significativas, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” El perseguidor que se guiaba por su propia voluntad y la de otros de repente se puso bajo las órdenes del Señor Jesucristo. Jesús le dijo que se levantara y entrara en la ciudad y allí “se te dirá lo que debes hacer” v.6. Cuando una persona se convierte a Jesús el Salvador, también le reconoce a Jesús como su Señor. De allí en adelante su preocupación principal debe ser el hacer la voluntad del que le ha salvado. El corazón responde con amor para someter su voluntad a lo que complace al Señor Jesucristo.

Los seguidores de Cristo saben que han sido comprados por precio. Por eso viene la exhortación “glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” 1 Corintios 6:20. Los mismos discípulos del Señor son un ejemplo de lo que Cristo espera de los suyos. Ellos preguntaron a Jesús, “¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua?” Marcos 14:12. Jesús le indicó que entraran en la ciudad para seguir a un hombre con un cántaro de agua. En la casa donde entrase, debían preguntar al dueño por el aposento alto que Jesús iba a usar. En resumen, los discípulos habían preguntado qué debían hacer. Jesús les respondió. Ellos obedecieron. Cada seguidor de Jesús debe entender que está comprometido para hacer la voluntad de Él, su Señor y Salvador. Cuando Saulo de Tarso relató su conversión al rey Agripa, hizo referencia a su experiencia de conversión. Dijo: “oh rey Agripa, NO FUI REBELDE a la visión celestial” Hechos 26:19. El compromiso asumido en el día de la conversión es por toda la vida hasta que Cristo venga. –daj

Lectura Diaria:
Levitico 19:1-20:27 [leer]
/Salmos 120:1-123:4 [leer]
/Marcos 7:1-23 [leer]