Las autoridades gubernamentales emiten sus comunicaciones reclamando que la calidad de vida está mejorando. Apuntan a las cifras de empleos creados, de casas construidas, de nuevos vehículos comprados, y de los adelantos en la tecnología. ¿Acaso reconocemos la verdadera fuente de estas bendiciones?
“Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación. Selah” Salmo 68:19
Es cierto que todos hemos experimentado cambios en la vida y no queremos ceder nada del terreno ganado. Todo lo que recibimos es concedido por Dios y Él desea que le reconozcamos como el Autor de toda bendición. “Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, Y haced oír la voz de su alabanza” Salmo 66:8.
¿Hasta cuándo van a seguir llegando las bendiciones? Si preguntamos a los futurólogos, dicen que va a haber cosas fantásticas en el futuro, más allá de nuestra imaginación. Puede ser, pues el desarrollo de productos y servicios se aumentan cada día más. El ser humano sigue en su carrera de adquirir y consumir. ¿Hasta cuándo será? La Biblia vaticina que continuará como una característica de los últimos días, es decir, un avance constante en las cosas disponibles para los seres humanos. ¿Debe ser la adquisición de cosas materiales el principal objeto de vida? Para el seguidor del Señor Jesucristo, la venida de su Señor y Salvador es el factor motivador principal de su vida. Jesucristo ha de venir para llevarnos al cielo. Es la esperanza que todo cristiano verdadero abriga en su corazón. Por tanto, el cristiano se preocupa más por lo que deposita en el “banco del cielo” que lo que adquiere para su metro cuadrado en la tierra. “… yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” 2 Timoteo 1:12.
¿Qué pasará en el caso de los que se queden sin ir al cielo por no haber creído en Cristo? Pablo escribió de ellos en 1 Tesalonicenses 5:2 “vosotros mismos sabéis perfectamente bien que el día del Señor vendrá como ladrón de noche”. El creyente no espera al Señor como ladrón sino como la Estrella de la mañana que transformará nuestra existencia en una gloria eterna. Por otro lado, los inconversos van a ser sorprendidos pues la venida de Cristo y para el mundo significará cambios enormes, pérdidas cuantiosas, y sufrimientos agudos. Habrá un período llamado la Gran Tribulación. Terminará en una guerra. Como el ladrón en la noche toma por sorpresa a sus víctimas, así ocurrirá en la vida de los que no son salvos. El Día del Señor será un día de juicio: “He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes” Isaías 13:9, 11. Este día comienza inmediatamente después de la venida del Señor por su Iglesia. Concluirá con la venida del Señor en gloria. Tómese tiempo ahora mismo para reflexionar: ¿Estoy preparado para ir con el Señor, o me voy a quedar para sufrir por mi incredulidad? El Señor espera con paciencia pues quiere salvar eternamente a los que se acercan a Dios por medio de Él. Hebreos 7:25. El cristiano debe estar preocupado de servir al Señor y así aumentar su depósito para la gloria del Señor, depósito que será tomado en cuenta ante del Tribunal de Cristo. –daj
Lectura Diaria: | ||
Éxodo 13:1-14:4 [leer]
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/Salmos 47:1-48:14 [leer]
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/Hechos 7:1-29 [leer]
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