Hay diferentes términos que describen el evangelio que se predica, el cual hemos creído. Es llamado glorioso por el efecto que produce en los que lo creen.

 

“… según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado. Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio.” 1 Timoteo 1:10-11.

 

Tiene que haber sido una grata sorpresa para Timoteo recibir una carta de su padre espiritual, Pablo. Durante años había aprendido mucho de él. Timoteo estaba en Éfeso sirviendo al Señor, habiéndose quedado allí a petición del mismo Pablo. Había una necesidad en la iglesia, especialmente en cuanto a la enseñanza que los cristianos debían recibir para mantenerse sanos en la fe. Pablo comienza su carta a Timoteo mencionando que es “apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza” 1 Timoteo 1:1. Mencionó a Dios como Salvador y a Jesucristo como nuestra esperanza. Es una gran bendición ser salvo y así disfrutar de la triple bendición de “gracia, misericordia y paz” v.2. Los políticos del mundo hoy día hacen promesas para conseguir la paz y la prosperidad, pero la violencia y la desventura cunden. Sin Cristo, el mundo no tiene ninguna fuente de esperanza. Es una bendición conocer a Dios como Salvador y a Cristo como nuestra esperanza. De esto, todas las demás bendiciones proceden.

 

Pablo tuvo preocupación por la sana doctrina, la base segura para vivir una vida correcta en relación a Dios y a Jesucristo. Pablo había pedido a Timoteo que se quedara en Éfeso para mandar a los falsos maestros a no enseñar doctrina diferente y también para mandar a los oyentes a no prestar oído a los mitos filosóficos. También habían de evitar las interminables argumentaciones sobre sus genealogías, las cuales supuestamente significaban alguna ventaja de un individuo sobre otro delante de Dios. Pedro mismo predicó ante Cornelio el centurión romano que “Dios no hace acepción de personas” Hechos 10:34. Una sola palabra describe como Dios ve al ser humano; nos ve como pecadores. Quienes pensasen de otra manera se oponían “a la sana doctrina” v.10. Algo sano es saludable y promueve el bienestar. Pablo dijo que la sana doctrina es “según EL GLORIOSO EVANGELIO del Dios bendito” v.11.

 

Toda idea humana, toda doctrina religiosa, toda afirmación debe ser juzgada según el contenido del glorioso evangelio. Es el estándar según el cual toda enseñanza es medida. Toda actividad y enseñanza debe ser evaluada según esta declaración: “palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” v.15. Es una magnífica descripción del glorioso evangelio. Pablo agregó “de los cuales yo soy el primero”. Reconoció cuán pecador había sido y como fue hecho objeto de la gran misericordia de Dios. Su caso tan singular es mencionado “para ejemplo de los que habrían de creer en él (Cristo) para vida eterna” v.16. Quienes han creído el glorioso evangelio conocen a Dios como Salvador y Padre y a Jesucristo como su esperanza y Señor. ¿Lo has creído tú? –daj

Lectura Diaria:
2 Reyes 6:1-23 [leer]
/Jeremias 39-40 [leer]
/Hebreos 10:1-18 [leer]