Los israelitas antaño habían de celebrar ciertas santas convocaciones o fiestas para acordarse de los tratos de Dios para con ellos. Dos fiestas son significativas para los cristianos, la Pascua y el Día de Pentecostés. Nos recuerdan la obra de Cristo en la cruz y la venida del Espíritu Santo cincuenta días después. Da motivo para agradecer a Dios.

“Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” Juan 12:24

 

Antiguamente entre los israelitas se celebraban “las fiestas solemnes de Jehová” Levítico 23:2. Los detalles acerca de estas “santas convocaciones” son específicos. La gente tenía que trabajar como de costumbre en algunos casos, pero el séptimo día era de reposo. “Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis” v.3. Mientras estaban en el desierto no podían celebrar todas, pero Moisés dejó en claro que Dios esperaba que una vez entrados en la tierra prometida debían celebrarlas. “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies… “vv.9-10. Luego viene una serie de instrucciones sobre lo que habían de hacer con las cosechas y como deben ofrecerlas a Jehová.

 

Hubo una fiesta de significado especial entre los israelitas. La fiesta que celebraba su libertad de Egipto era la de Pascua. Usando esta fiesta como un punto de referencia, habían de contar “desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová” vv.15-16. A los cincuenta días después de la Pascua habían de celebrar “la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año” Éxodo 34:22. Llegó a ser conocido como el día de Pentecostés que viene del griego porque “penta” significa cinco.

 

Para el cristiano, ese día tiene gran significado histórico. Es el día en que el Espíritu Santo descendió para dar comienzo a una nueva entidad llamada la iglesia. Pablo el apóstol escribió que “nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” 1 Corintios 5:7. Luego al tercer día, Cristo resucitó “de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” 1 Corintios 15:20. A los cuarenta días, Cristo ascendió al cielo habiendo dejado instrucciones a los discípulos a quedarse en Jerusalén. “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí” Hechos 1:4. Pentecostés era el día en que celebraban la cosecha y precisamente fue el día en que llegó el Espíritu Santo para formar la iglesia como un solo cuerpo. Fue como la gran cosecha anticipada por el Señor Jesús cuando dijo; “de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” Juan 12:24. Sigue el Espíritu Santo hoy día haciendo su obra de bautizar a los nuevos creyentes en la iglesia. Formamos la gran cosecha que es el resultado de la obra de Cristo en la cruz. “Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” 1 Corintios  12:13. Grande ha sido la obra de Cristo muerto en la cruz, resucitado al tercer día, ascendido y glorificado en el cielo. Va a ser un día espectacular cuando toda la cosecha esté en el cielo al venir Cristo a buscarnos. ¡Gloria sea dada a Él! –daj

Lectura Diaria:
2 Samuel 6 [leer]
/Nahúm 1 [leer]
/Romanos 13 [leer]