“Ay de ti, Corazín! Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza” Mateo 11:21

El Mar de Galilea es llamado por tres nombres en la Biblia. Es llamado el Mar de Tiberias, de Genesaret y en el Antiguo Testamento, el Mar de Cineret. Cineret significa “arpa,” pues tiene la forma de arpa. Herodes Antipas construyó una ciudad en el año 20 y la nombró Tiberio, en honor al segundo emperador de Roma. Herodes convirtió la ciudad en la capital de Galilea, y construyó allí su palacio. La ciudad es mencionada una vez en el Nuevo Testamento (Juan 6:23). Los judíos tuvieron antipatía para con ella por que fue edificada sobre un cementerio. Llamaron el mar de Galilea, Tiberias, pero se menciona sólo en Juan 6:1 y Juan 21:1. Quizás Juan el apóstol usó el nombre en su evangelio pues Tiberias era el nombre más usado para referirse al mar de Galilea. El nombre Genesaret seguramente tiene relación con la palabra hebrea “Gan”, o jardín en español. Había una llanura situada a la orilla noroeste del mar, y Genesaret significa Llanura del Arpa. Los entendidos dicen que la llanura tiene 2 km. de ancho y corre paralela al mar unos 5 km. Era muy fértil, y poseía abundante agua. Allí en esta parte el Señor Jesús hizo muchos milagros y una vez enseñó a la gente desde la barca de Pedro. Leemos que “el gentío se agolpaba sobre él para oir la palabra de Dios” (Lucas 5:1, 2). Mateo 14 dice, “Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret. Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos; y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos” (vv.34-36) (Marcos 6:53).

El Hijo de Dios anduvo en muchas oportunidades en la orilla del mar de Galilea, enseñando a la gente, parado o sentado en las laderas que descendían hasta el mar. Muchos milagros fueron hechos allí, y podemos suponer que muchos sintieron ganas de cantar alabanzas al Señor por el poder de Jesús en sus vidas. Las arpas del cielo acompañarán las alabanzas de los redimidos en un día futuro por que Cristo Jesús, el Hijo de Dios vino a este mundo y anduvo entre los hombres que vivían cerca del Mar de Galilea. De entre los pescadores que sacaban los peces de sus aguas, Jesús eligió a varios discípulos. Jesús también enseñó en los faldeos, y llegó a caminar sobre su superficie como si fuera pavimento. Isaías el profeta dijo “Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” (Isaías 9:1, 2). Esta misma profecía es citada acerca del Señor Jesús en Mateo 4:12-17 cuando Él comenzó a predicar.

Los eruditos nos dicen que hay veintiuna variedades diferentes de peces que habitan el Mar de Galilea hoy. Siguen pescando allí, igual que hacían en los tiempos de Jesucristo. Pero hay una diferencia hoy, tienen motores. Hay una especie de pez que se llama El Pez de San Pedro. Dicen que tiene una forma muy singular y se la halla solamente en tres lugares en el mundo. En el Mar de Galilea, en el Lago Victoria en la África y en el río Nilo. El Pez de San Pedro tiene una especie de bolsón en su boca donde lleva a sus pequeños. A veces, se mete una piedrecita allí. Algunos han sido sacados llevando una tapa de botella en el bolsón. ¿Acaso fue este el tipo de pez que el Señor empleó cuando mandó a Pedro a sacar un pez y pagar el impuesto de dos dracmas cada uno, impuesto asignado a los extranjeros? Por cierto, no lo podemos probar. De todos modos, el Mar de Galilea ocupa un lugar de suma importancia en el Nuevo Testamento. Cuando Jesús comenzó a predicar, abandonó a Nazaret, pueblo donde se crió y donde vivió por casi 30 años. Jesús fue a vivir en Capernaum, ciudad ubicada en la orilla del mar de Galilea. Mateo 4 nos informa: “Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima” (Mateo 4:12-13). Entre los que vivían cerca del Mar de Galilea, los que vieron y escucharon a Jesús eran los habitantes de Corazín y Betsaida. Con este privilegio viene también la responsabilidad correspondiente de creer y obedecer. El Señor lamentó su incredulidad. Con toda la facilidad que nosotros tenemos de saber de Jesús, somos muy privilegiados. ¿Hemos sabido aprovecharlo? –daj

Lectura Diaria:
Números 1:1-54 [leer]
/Salmos 144:1-145:21[leer]
/Marcos 11:27 [leer]