Hay hermanos que nunca serán conocidos por el mundo, pero son conocidos por Dios.

“De los cuales el mundo no era digno” Hebreos 11:38

 

Leí un artículo hoy. Era una reflexión acerca de los hermanos que ejercen como pastores cuya labor es llevada a cabo en la oscuridad, calladamente cumpliendo con sus ministerios. Nunca serán conocidos por el mundo, pero son conocidos por Dios. Hermanos fieles que han escogido servir más que intentar servirse a sí mismos. Yo conocí algunos y aun conozco unos cuantos, no muchos.

Uno escucha sus mensajes y piensa que debiesen más bien ser oídos por miles de auditores, y en salones mucho más grandes que los que acogen sus palabras junto a los pocos fieles que concurren semana tras semana a congregarse. No en conferencias, sino en reuniones menos concurridas, en días fríos y oscuros. ¡Cuantas palabras de Dios, traídas desde el cielo a nuestros oídos por hombres que escudriñan Su Palabra, que se distinguen precisamente por no ser distinguidos según los códigos de este mundo! Pastores, maestros, predicadores, ancianos de iglesias, obreros en las cosas del Señor.

¿Quién es el más grande predicador vivo el día de hoy en el mundo? ¿Cuál el pastor más destacado? Probablemente no lo sabemos, pero sí es más seguro que sea un hermano poco apreciado y que sienta muchas veces desanimado por el poco fruto que evidencia de su trabajo, que siente que no es como debiese ser. Probablemente un desconocido, pero Dios lo sabe. Este hermano nunca será conocido por el mundo, pero es conocido y amado por Dios.

“Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” Hebreos 13:7

 

–rc

Lectura Diaria:
Jueces 16 [leer]
/Isaías 35 [leer]
/1 Corintios 13 [leer]