Uno de los privilegios que atañe a cada cristiano es él de conocer al Padre a través del Hijo. Es reconfortante hablar a Dios y dirigirnos a Él como Padre. Uno de las actividades del Señor es revelarnos el Padre y relacionarnos con Él.

 

Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.” Juan 17:25.

 

Jesús visitó un estanque llamado Betesda un día. El nombre Betesda significa Casa de Misericordia. Varios enfermos yacían alrededor del estanque esperando la agitación del agua por un ángel. Luego los enfermos se esforzaban por meterse en el agua y ser sanados. Jesús se acercó a uno que por treinta y ocho años había esperado un milagro. “Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo” Juan 5:8-9. Es una linda historia por cierto pero un detalle revela la razón porque ciertos hombres legalistas no estuvieran de acuerdo porque “era día de reposo aquel día” v.9. ¿Puede ser que el corazón del ser humano esté tan cegado por el celo religioso que no pueda regocijarse por un acto de misericordia? Así eran los judíos que siempre buscaban acusar a Jesús por algo. En este caso “los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo” v.16.

 

Jesús no se amedrentó y explicó “mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” v.17. Este dicho del Señor hizo que “los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios” v.18. Los judíos no creían en el Trino Dios. Por eso, lo dicho por el Señor era considerado una blasfemia. De todas maneras, el concepto de Dios como Padre no era algo nuevo para los judíos. Dios era llamado Padre en el sentido de ser el Creador, el protector y perdonador. (Consultar Deuteronomio 32:6;  Isaías 63:16, 64:8). Jesús dijo que Él y el Padre eran UNO indicando una intimidad entre seres únicos en su género.

 

Jesús revelaba al Padre en sus dichos y sus actos entre el pueblo mientras explicaba, “Yo y el Padre uno somos” Juan 10:30. El evangelio de Juan tiene no menos de cincuenta referencias a la relación entre el Padre y el Hijo; “creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí” Juan 14:11. Jesús habló de la casa del Padre y de llevar a los suyos allá en su futura venida. Al mismo tiempo por medio de Cristo el Salvador podemos llamar a Dios Padre. Es un privilegio maravilloso dirigirse a Dios llamándole Padre. Jesús nos dice: “todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” Mateo 11:27. Grande es este misterio revelado en el Nuevo Testamento. Apreciemos lo que Dios Padre ha hecho a favor nuestro  por medio de Dios el Hijo. –daj

 

Lectura Diaria:
1 Reyes 4-5 [leer]
/Jeremías 12 [leer]
/Efesios 5:1-21 [leer]