Un pastor vasco trabajando en Estados Unidos muchos años atrás compartió algunos pensamientos con un amigo, quien dejó un escrito con lo escuchado para nosotros.
Salmo 23:1 “Jehová es mi pastor; nada me faltará”

El anciano Fernando D’ Alfonso era pastor vasco, empleado en un gran establecimiento ovejero. Era considerado como uno de los mejores cuidadores de ovejas porque venía de por lo menos veinte generaciones de pastores españoles. Pero D’ Alfonso era más que un pastor, era un patriarca en su gremio, y conocía las tradiciones y secretos que los otros pastores habían pasado de generación en generación. D’ Alfonso estaba trabajando en el estado de Nevada, un estado de los Estados Unidos, pero a pesar de una larga ausencia de su patria, estaba lleno de las leyendas, los misterios y el fervor religioso de su tierra nativa.

Un señor Santiago Wallace, un conocido suyo cuenta que se sentó con Fernando una noche bajo un cielo claro y estrellado. Las ovejas estaban recostadas alrededor de una fuente de agua. Escribió don Santiago que “mientras nos preparábamos para dormir y antes de acostarnos, don Fernando comenzó inesperadamente con una disertación en un jerga medio griego, medio vascuence que no entendía. Cuando terminó yo le pregunté que había dicho. En respuesta empezó a recitar en inglés el salmo 23. Luego el pastor vasco dijo que allí en el desierto aprendió la interpretación literal de esta hermosa poesía. D’ Alfonso dijo que David que escribió el salmo y sus antepasados vascos conocían las ovejas y sus costumbres. “La repetición de este salmo llena al pastor de reverencia por su vocación. Es nuestro baluarte cuando los días son calurosos o tormentosos, o cuando las noches son oscuras. A veces los animales salvajes rodean nuestro rebaño. Así que muchas de las líneas del salmo son declaraciones de los simples y actuales deberes del pastor de la tierra santa.”

D’ Alfonso continuó: “Cada frase tiene un significado muy claro para nosotros. Por ejemplo, el salmo empieza; Jehová es mi pastor: nada me faltará. La oveja conoce instintivamente que antes de ser recogidas para la noche, el pastor ha elegido su lugar donde les va a llevar en la mañana. Puede ser que tenga que hacerlas volver por el mismo camino; puede ser que las lleve a un nuevo campo de pastoreo. Ellas no se preocupan, su guía ha sido bueno en el pasado y ellas tienen confianza en el futuro porque saben que su pastor tiene en vista el bienestar de ellas”.

Cada persona que conoce a Cristo como su Buen Pastor puede dar testimonio de los cuidados de su Salvador. Saben que el campo del mundo es un lugar atestado de peligros pero conociendo en forma personal al Buen Pastor, y por los años de su preocupación para con nosotros, cada uno podemos decir confiadamente “Jehová es mi Pastor, nada me faltará.” ¿Y Ud. también? –Adaptado/daj

Lectura Diaria:
1 Samuel 6-7 [leer]
/Isaías 48 [leer]
/2 Corintios 9 [leer]