La foto que salió en la prensa mostraba a un hombre de 73 años de edad, canoso y con abundante barba blanca. Podría haber sido el abuelo de algún joven conocido, pero llevaba ropa de un preso y estaba esposado y custodiado por guardias. Le llevaban a cumplir 50 años en la cárcel por un crimen cometido a raíz de un rencor guardado por más de medio siglo.

 

Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” Efesios 4:26-27.

 

En Sioux Falls, South Dakota, Estados Unidos, vivía Carl V. Ericsson, 73 años de edad. Por razones que no se explican, se permitió dominar por rencor nacido más de medio siglo antes. Carl era compañero del liceo con Norman Johnson. Mientras jugaban un deporte Carl fue hecho objeto de una travesura de las que los jóvenes hacen el uno al otro. Ese día nació en su corazón un enojo para con aquel que consideró el más culpable. Decidió vengarse. No se sabe si durante los años siguientes Carl Ericsson trató de olvidar el incidente, pero el 31 de Enero, 2012, dominado por el rencor, tocó el timbre de la casa de Norman, quien contestó la puerta. Confirmó su identidad y con una pistola disparó a quema ropa dejando a su antiguo compañero muerto. El 15 de Junio, 2012, fue declarado culpable y sentenciado a cincuenta años en prisión sin la posibilidad de conseguir su libertad por concesión.

 

Norman era popular en su escuela y un buen atleta. Se casó 52 años atrás con una antigua compañera de clases. Era un hombre muy querido como padre y abuelo y también bien mirado en la comunidad y por sus conocidos. Tenía dos hijas y cuatro nietos. ¿Cómo puede ser que alguien sea capaz de mantener vivo en su corazón un deseo de vengarse por tanto tiempo? El primer asesinato en el mundo fue por causa de celos cuando Caín mató a su hermano Abel. La ley de Moisés es clara: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” Levítico 19:18. Sin embargo, el pecado de guardar rencor continúa siendo practicado por millones. En las arengas entregadas a los grupos terroristas, usan lenguaje que fomenta el enojo y el rencor. Por cierto tendríamos otro mundo si fueran seguidas las instrucciones dadas en el texto de cabecera. “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” Efesios 4:26-27.  ¿Cuántos soles se pusieron en el caso de Carl Ericcson sin que él abandonara su enojo?

 

El capítulo clásico de la Biblia que trata el tema del amor dice “(el amor) no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 1Co 13:5. Es saludable examinar nuestro corazón y seguir la exhortación de “mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; Hebreos 12:15. Carl Ericsson dijo a la viuda de Norman: “lo siento mucho. Ojalá pudiera volver las hojas del calendario atrás”. Si él estaba pensando en el 31 de Enero, no sería suficiente. Debía volverse a más de 50 años antes cuando brotó la raíz de amargura en su corazón. El hombre asesino se fue a la celda después de escuchar a una hija del difunto decir, “A mi papá le gustaba celebrar del Día del Padre comiendo pollo asado, ensalada de papás y un pie especial de ruibarbo. Yo le echo de menos; mi familia entero le extrañamos pues todos nosotros y sus amigos le conocimos de una manera muy diferente de la suya. Y ese Día del Padre lo vamos a celebrar por primera vez sin él”. La lección es clara. La Biblia tiene razón. “No pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” Efesios 4:26-27. –daj

 

Lectura Diaria:
2 Reyes 21:19-22:20 [leer]
/Lamentaciones 2 [leer]
/1 Timoteo 5 [leer]