“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” Mateo 3:2

En Mateo, después de que se nos relata el nacimiento de Jesús, se nos dice que vivió en Nazaret. Pasado un tiempo, Mateo nos cuenta que aparece juan el bautista predicando en el desierto de Judea. Su mensaje es nuevo, y en cierto sentido revolucionario: “Dios se ha acercado”, y lo dice de la siguiente manera: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2). Deja claro que se trata de un acercamiento personal, a través de una persona: “Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas” (Mateo 3:2-3). El que viene es nada menos que el Señor y su reino. Es tiempo que el Mesías tome el dominio (Daniel 7:13-14), y porque este rey viene, los auditores de Juan requieren un cambio radical de mente y de corazón, con una transformación de vida para prepararse apropiadamente para el rey y su reino.

Este mensaje, desde luego, era chocante. Creían que estaban OK con Dios pero en realidad no estaban preparados para la venida del Mesías. Muy por el contrario, estaban perdidos y absolutamente fuera del reino. Juan les declara abiertamente que ellos no son mejores que los gentiles, a quienes despreciaban. Entonces, Juan comenzó con un bautismo preparatorio, de arrepentimiento que más adelante se menciona: “Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo” (Hechos 19:4). De eso se trataba, de hacerles ver a todos que en las condiciones que estaban no podían ser súbditos de este rey y pertenecer a este reino que viene del cielo.

Ahora bien, había gente sincera que acudió a Juan y que querían ordenar sus vidas. Ellos  “eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados” (Mateo 3:6) y creerían en aquel que pronto aparecería. Pero si bien todos escucharon su predicación, el evangelista Mateo se enfoca en los fariseos y saduceos que venían a bautizarse, pues no eran sinceros:

“Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras” (Mateo 3:7-9).

¿Qué piensa el lector de este mensaje? Hace dos mil años Juan comunicó una noticia extraordinaria: Dios y su esfera de autoridad, su dominio, su manera de hacer las cosas, su justicia y su persona se han acercado. Tal como entonces, la humanidad de ahora no está preparada para recibirle. Algunos se acercaron de manera externa e insincera. Otros acudieron a él reconociendo sus pecados. La respuesta para todos era y es Cristo, el mismo Hijo de Dios que vino desde el cielo a “buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). ¿Cuál ha sido su respuesta? rc

(Continúa)

Lectura Diaria:
1 Reyes 3 [leer]
/Jeremías 11 [leer]
/Efesios 4:17-32 [leer]