Las experiencias de la vida sirven a Dios como medios de enseñarnos varias lecciones. Entre ellas aprendemos que es lo que espera de nosotros. Al mismo tiempo, se revela como Él es. Por eso, es importante tener cuidado de no hablar desmedidamente en medio de una prueba, pues por ella Dios nos enseña que es misericordioso y compasivo.

 

Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.” Santiago 5:11.

 

Los primeros seis versículos de Santiago 5 llaman la atención a los ricos que se habían abusado de sus empleados, enriqueciéndose a expensas de ellos. El clamor de los pobres afectados fue oído por el Señor y el escritor les advierte que van a sufrir por su insensibilidad y pecado. Al comenzar el verso 7, la palabra va dirigida a los hermanos que hubiesen sido afectados por los patrones injustos. No son llamados a hacer una marcha en la calle, ni montar una campaña para protestar por la violación de sus derechos laborales. Son llamados a tener “paciencia hasta la venida del Señor”. El labrador es presentado como ejemplo del que “espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía” Santiago 5:7. De igual manera el cristiano ha de esperar y mantener su equilibrio espiritual porque “la venida del Señor se acerca” v.8. El Señor sabrá rectificar los males hechos pero es necesario saber esperar y no hacerse cargo del asunto antes del tiempo. Como el labrador que no tratar de apurar el crecimiento de la cosecha para no dañarla, el creyente que ha sufrido también debe evitar hacer algo que podría perjudicar el desenlace que el Señor quiere producir.

 

Una de las soluciones que a menudo se aplica es quejarse “unos contra otros” v.9. Hay que tener cuidado para no permitir que el pecado en otro provoque el pecado en uno mismo. Los malos tratos recibidos de otros pueden llevarnos a usar la lengua para injuriar. ¡Y esto es pecado! No todos los pecados son iguales, pero todo pecado será juzgado, incluyendo el pecado que la lengua comete. El que causa daño con la lengua recibirá su merecido mientras el rico que causó daño recibirá el suyo. “Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta” v.9. El que murmura se pone en el lugar de juez. Usurpa la posición que pertenece al Señor de la justicia que conoce bien el caso. Los mismos profetas de antaño deben ser tomados como ejemplos “de aflicción y de paciencia”, pues al hablar la verdad en nombre del Señor, sufrieron injustamente por su fidelidad al Él.

 

He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren” v.11 ¿Por qué son bienaventurados los que sufren? El ejemplo de Job es mencionado. No fue nada placentero sufrir las pérdidas que le tocaron a él. Job sufrió la pérdida de sus posesiones y de familiares, pero Job entendió algo del carácter de Dios y por eso, esperó en Él. A final de la prueba durante la cual Job tuvo paciencia, comprendió el fin del Señor, que “el Señor es muy misericordioso y compasivo” v.11. Dios permite ciertas cosas en nuestra vida para desarrollar en nosotros algo de su carácter. Él no se olvida de nosotros, más bien es misericordioso y compasivo. –daj

Lectura Diaria:
Jueces 14-15 [leer]
/Isaías 34 [leer]
/1 Corintios 12 [leer]