Hay esperanzas que algunos abrigan que resultan ser fantasías. Hay otras esperanzas que no resultan como fueron visualizadas. La verdadera esperanza tiene que ver con Cristo.
“Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza”. 1 Timoteo 1:1.

Nos cuesta definir el significado de la palabra “esperanza” aunque todos la hemos experimentado. La esperanza es una convicción en nuestro interior relacionada con un evento que ha de acontecer en el futuro. Normalmente es algo positivo que nos reportará placer y satisfacción. Muchas veces la esperanza es relacionada con el deseo de experimentar nuevas circunstancias que aumentarán nuestro nivel de tranquilidad y delicia. La esperanza mencionada en el texto de cabecera es una Persona. Es el “Señor Jesucristo nuestra esperanza”. Por tanto, es más que un pensamiento positivo. Es más que algo basado en torno a una fantasía cuyo resultado es sumamente improbable. Para el cristiano no es solamente una esperanza EN Cristo; es el Señor Jesucristo mismo que prometió venir a buscarnos. Viene a completar su obra de redención y nos dará un cuerpo nuevo, “para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” Filipenses 3:21.

La verdadera esperanza que posee todo hijo de Dios no es un optimismo ciego, sino una certeza fundada sobre la evidencia sólida de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Por eso no tenemos problema en contestar a los pregunten por la razón de la esperanza que hay en nosotros. (1 Pedro 3:15). “Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” 1 Corintios 15:19-20. Dios ha querido darnos a conocer “las riquezas de la gloria de este misterio…; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” Colosenses 1:27. Antes de ser salvos, estábamos “sin Cristo,… ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” Efesios 2:12. ¡PERO AHORA en Cristo Jesús! Ahí está la clave, pues “en otro tiempo estabais lejos, (ahora) habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” v.13.

Cristo nuestra esperanza nos garantiza un futuro magnífico, “porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” Colosenses 3:3-4. Esta es “la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” Tito 2:13. La esperanza forma parte del don de la vida eterna que es recibida cuando uno nace de nuevo; “bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para UNA ESPERANZA VIVA, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” 1 Pedro 1:3. En los momentos difíciles de la vida, aún cuando uno tiene que enfrentar la posibilidad de morir, “la esperanza puesta delante de nosotros” es como “segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor” Hebreos 6:18-20. –daj

Lectura Diaria:
1 Samuel 21-22 [leer]
/Isaías 61 [leer]
/Romanos 6:1-14 [leer]