Ser llamado a servir al Señor es un privilegio. Llamó al grupo que conocemos como los apóstoles. Sin embargo, sigue llamando a los que estén dispuestos a servirle.
“Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar.” Marcos 3:14.

Los doce discípulos escogidos por el Señor Jesús formaron un grupo privilegiado, no solamente por su cercanía al Señor sino también por el objetivo que Él tuvo en mente al llamarlos a sí mismo. La selección de los doce fue hecha después que Jesús había pasado “la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles” Lucas 6:12-13. El texto de cabecera indica su propósito; 1. Estar con él, y 2. Ser enviados a predicar. La tarea no sería fácil como cualquier líder de grupos puede atestiguar en el día de hoy. Los resultados fueron extraordinarios pues transformó a varios de estos hombres en fieles siervos aptos para promover los intereses de su reino. El efecto todavía se siente en el mundo pues siguen influenciando a través de sus escritos.

Estos hombres tenían fallas en su carácter pero el Señor con paciencia les moldeaba para que fuesen siervos cuyo servicio entre las multitudes trajo alabanza y gloria para Dios. Eran instrumentos en las manos de Dios. El Señor no ha dejado de llamar a nuevos discípulos. Es cierto que no podemos andar en los pueblos en Israel, pero nos ha dejado en nuestros países y ciudades y barrios para anunciar el evangelio a nuestros semejantes. Dios se deleita en tomar a personas ordinarias y hacerlas instrumentos especiales en sus manos. “Mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles… a fin de que nadie se jacte en su presencia”

Los discípulos eran hombres ordinarios; pescadores, oficinista, políticos, en fin, personas sencillas en quienes Cristo Jesús obró un milagro. Eran propensos a equivocarse y “tardos de corazón para creer” Lucas 24:25. No obstante todo esto, Jesús perseveró con ellos y cuando iba al cielo les encomendó la tarea de alcanzar al mundo con el evangelio. “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” Mateo 28:19-20. Esto fue el mandato y por eso sigamos adelante pues Jesús también dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra… y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” Mateo 28:18, 20. Nuestro Señor y Salvador es digno de ser servido. –daj

Lectura Diaria:
1 Samuel 30:1-31:13 [leer]
/Miqueas 1:1-2:13 [leer]
/Romanos 9:1-29 [leer]