Uno de los grandes privilegios otorgados a los hijos de Dios es él de entrar en la presencia de Dios ante el trono de la gracia a fin de encontrar la ayuda necesaria para vivir para la gloria de Él. Lea de esta rica provisión.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:16.

Hoy día millones de cristianos haremos uso de la franquicia otorgada por Dios para acercarnos al trono de la gracia. Muchos lo harán varias veces en el día pues somos instruidos: “orad sin cesar” 1 Tesalonicenses 5:17. Si no fuera porque la Biblia nos instruyera a venir con confianza, sería un atrevimiento pretender contactarnos con Dios por medio de la oración. “Orar sin cesar” significa procurar vivir en santidad, evitando la práctica del pecado y así sentirse libre de “conversar” con Dios en cualquier instante. Nadie es perfecto y reconoce que a veces peca. En tal caso, la Biblia instruye, “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” 1 Juan 1:9. Por cierto, Dios quiere escuchar nuestra voz en oración ante su trono.

El cristiano sabe que debe andar en amor, “como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” Efesios 5:2. La muerte de Cristo en la cruz fue para ofrecerse como un sacrificio a Dios para que tuviéramos el perdón de pecado. En base de esto se establece comunión con Dios. ¿Tenemos certeza de eso? Pablo describe la posición de los “justificados” que ejercen fe en Cristo. El resultado es palpable: “tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” Romanos 5:1-2. Realmente es grato conocer a Dios de esta manera sabiendo que “nos hizo aceptos en el Amado” Efesios 1:6. Esto es porque “si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” 1 Juan 2:1.

El acceso al trono de la gracia es porque tenemos “un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios” Hebreos 4:14. ¿Dónde está este sumo sacerdote? La Biblia revela que “tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos” Hebreos 8:1. Dios quiere tener comunión constante con los suyos. Su trono de gracia está establecido. El trono está ocupado y hay gracia para recibir el socorro necesario a fin de vivir en forma agradable delante de Él. Al leer estas grandes verdades, por qué no toma unos momentos para acercarse al trono de la gracia y expresar su gratitud a Dios por la salvación cabal recibida a través del Señor Jesucristo. –daj

Lectura Diaria:
2 Reyes 20-21:18 [leer]
/Lamentaciones 1 [leer]
/1 Timoteo 4 [leer]