La conversación que Jesús sostuvo con los dos en el camino a Emaús tiene que haber sido muy especial porque Él habló de las profecías y como fueron cumplidas en Él.
“¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?” Lucas 24:26

Dos discípulos del Señor Jesús volvían a su casa, desconsolados. No se sabe por cuánto tiempo habían sido seguidores de Jesús, pero creyeron a los profetas y concluyeron que Jesús de Nazaret era el Mesías prometido. Para ellos, “Jesús nazareno, fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo” Lucas 24:19. Esperaban que “él era el que había de redimir a Israel” v.21. Pero todo se vino abajo, cuando en vez de ver a Jesús coronado y entronizado, le vieron morir en una cruz. A pesar de saber las noticias de la resurrección de Él, no las habían creído.

“Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos” Lucas 24:15. ¡Jesús mismo! Un ángel no fue enviado para consolarlos sino Jesús mismo vino. Después de escuchar su relato de los eventos, les reprendió por su tardanza en creer. Luego les preguntó: “¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?” v.26. ¿Por qué era necesario? Los dos discípulos habían visto los sufrimientos de Jesús, y para entrar en su gloria, Jesús tenía que resucitar. Inmediatamente recibieron de Jesús una exposición de la verdad como ningún otro la habría recibido. Jesús mismo, usando los escritos de Moisés y de los profetas “les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” v.27.

Era necesario que Cristo sufriera para hacer posible la salvación de los pecadores. Era necesario que Cristo sufriera para quitar el pecado del mundo. La vida entera de Jesús fue una serie de cumplimientos de profecías dichas acerca de Él. “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo” Mateo 1:22, 2:15. 17, etc. La palabra de Dios estaba comprometida con la Persona del Hijo de Dios, y por eso “era necesario que sufriera”. Era necesario que Cristo entrara en su gloria y por eso, tuvo que resucitar. Era necesario que resucitara para formar su Iglesia. Era necesario para que entrara en su gloria a fin de cumplir lo prometido a los discípulos: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis” Juan 14:18-19. Gracias a Dios por la muerte y la resurrección del Señor Jesús. —daj

Lectura Diaria:
1 Reyes 9 [leer]
/Jeremías 17 [leer]
/Filipenses 2:12-30 [leer]