“Al Dios en cuya mano está tu vida… nunca honraste” Daniel 5:23

Las palabras de Daniel son lapidarias. Ya no hay oportunidad para Beltsasar. No podrá enmendar aunque quiera su vida de olvido de Dios. Vivió como quiso, rodeado de poder y riqueza. El rey está en medio de una fiesta y Dios le envía un mensaje. Busca quien lo interprete y sólo el fiel siervo de Dios, ya mayor de edad,  puede declararle lo que ha de ser su condenación:

“Contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste” (Daniel 5:23).

La acusación es múltiple. Beltsasar fue soberbio contra el Dios del cielo, arrogante, irrespetuoso; Profanó las cosas sagradas; Degradó la imagen de Dios adorando ídolos; Nunca reconoció ni dio honor al verdadero Dios, quien le permitió vivir. Esta misma acusación múltiple es para cada individuo que no ha creído en Cristo.

De la misma manera el hombre actual vive desestimando a Dios y expulsándole de su vida. No le considera en sus decisiones ni caminos y es irrespetuoso de las cosas espirituales. La Biblia lo resume de la siguiente manera: el hombre natural no ha aprobado el tener en cuenta a Dios (Romanos 1:28). Penosa la condición. ¿Es acaso la de algún lector? Hay tiempo de enmendar y corregir la actitud. Por la vía de siervos de Dios la misma advertencia es hecha conocida en diferentes formas. Escuche la voz de Dios mientras hay oportunidad de salvación. Considere y ponga a Dios como la prioridad de su vida antes que sea demasiado tarde. rc

Lectura Diaria:
Jueces 17-18 [leer]
/Isaías 36-37:7 [leer]
/1 Corintios 14 [leer]