La amarga experiencia de Pedro cuando negó al Señor Jesús le dejó una lección imborrable. Le sirvió para poder aconsejar a nosotros en caso que no hallemos en la misma situación hoy. Lea de lo que escribió.
Jesús al sumo sacerdote: “Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho”. Juan 18:21.

Del huerto de Getsemaní donde Jesús fue arrestado, los soldados le llevaron a Anás que antes había sido sumo sacerdote. Anás tenía cinco hijos y sucesivamente ellos habían ocupado el puesto anteriormente. En ese tiempo cuando Jesús fue tomado, Caifás ocupaba el lugar y era yerno de Anás. La ley de Moisés que debiera regir en cuanto al sumo sacerdocio ya no era tomada en cuenta. Los historiadores dicen que el puesto se conseguía por la compra de favores. Dios permitió que Caifás diera “el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo” Juan 18:14. Ahora Jesús se encuentra en medio de este grupo de líderes religiosos que poco sabían de ser justos.

Juan el apóstol “era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote” v.15 y consiguió que Pedro también entrara. No fue ningún favor para Pedro, pues en este ambiente era vulnerable y precisamente aquí fue “zarandeado” por el diablo. Negó al Señor Jesús tres veces. El interrogatorio había comenzado y “el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina” v.19. Jesús pudo afirmar que públicamente había hablado al mundo, enseñando en las sinagogas y en el templo, y donde se reunían los judíos. “Nada he hablado en oculto” v.20. La sugerencia de Jesús fue lógica, “pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho” v.21. No se sabe si algunos se tomaran en serio la necesidad según la ley de que “en boca de dos o tres testigos conste toda palabra” Mateo 18:16. Tampoco se sabe si esto fuera la razón que alguien dijera a Pedro, “¿No eres tú de sus discípulos?” Aquí Pedro tiene una excelente oportunidad para poner por obra lo que dijo a Jesús “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte” Lucas 22:33. Y ¿cuál fue su respuesta? Pedro negó, y dijo: “No lo soy” Juan 18:25. En seguida, tuvo otra oportunidad cuando uno de los siervos del sumo sacerdote le dijo “¿No te vi yo en el huerto con él?” v.26. Negó Pedro otra vez y se cumplió lo anticipado por el Señor, pues “en seguida cantó el gallo” v.27.

Pedro salió inmediatamente llorando. No hallaría a nadie para consolarle, pues los otros discípulos habían huido. Pedro tendría tres días para pensar en la gravedad de su pecado. En negar que conociera a Jesús, Pedro mintió y no se aprovechó la oportunidad de defender a su Señor o por lo menos identificarse con Él. ¿Acaso aprendió de su amarga experiencia? Años después, Pedro escribió una carta con buenos consejos a los creyentes en Galacia. Ellos estaban sufriendo persecución y algunos eran arrestados por su fe. Pedro les dijo: “santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y ESTAD SIEMPRE PREPARADOS para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ANTE TODO EL QUE OS DEMANDE RAZÓN DE LA ESPERANZA QUE HAY EN VOSOTROS” 1 Pedro 3:15. El consejo es válido hasta hoy. ¿Cómo reaccionaríamos nosotros si estuviéramos puestos a prueba como fue Pedro? La clave es estar siempre preparado para hacerlo. Se prepara uno encomendándose a Dios para no fallar en el momento álgido. Quizás algún familiar, amigo, o compañero quisiera burlarse del creyente. ¿Cómo va a reaccionar? Con mansedumbre se identifica con Cristo y si tiene que sufrir, la Biblia tiene palabras para animar: “hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia” Santiago 1:2. –daj

Lectura Diaria:
Exodo 26:31-27:21 [leer]
/Salmos 72:1-20 [leer]
/Hechos 15:22-35 [leer]