En diferentes oportunidades Jesús era admirado por el pueblo que le escuchaba y le observaba atendiendo a los necesitados. Habló con autoridad con conocimiento de causa. Dejó sin argumentos a los que le criticaban. Nadie era mejor que ESTE HOMBRE.

 

“¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” Juan 7:45.

 

En cierta oportunidad, preocupados por el aumento de las personas que seguían a Jesús, “los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen” Juan 7:32. Buscaban acallar la voz que entregaba el mensaje del amor de Dios y que indicaba el camino al cielo y a la felicidad. No se sabe el tema que trataba Jesús en el momento cuando el contingente de soldados llegó con órdenes de arrestar a Jesús. Seguramente Jesús hablaba con claridad sobre el Padre que envió al Hijo para ser el Salvador del mundo. No hubo ambages en sus declaraciones. Pero los alguaciles volvieron sin traer a Jesús y los sorprendidos fariseos preguntaron, “¿Por qué no le habéis traído?” v.45. Su respuesta fue con gran admiración: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como ESTE HOMBRE!” v.46. Y como si dijeran, si este hombre habla así, ¿por qué no le prestamos oído?

 

El autor del libro a los Hebreos se refirió a un hecho conocido por todo judío referente a la actividad de los sacerdotes en su ministerio diario: “ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados” Hebreos 10:11. No hubo vacaciones ni suspensión de actividad sacerdotal. Ningún sacrificio fue suficiente para poner punto final al requerimiento de Dios de ser propiciado. Pero CRISTO, (ESTE HOMBRE) “habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” v.12. No hubo sillas en el lugar el tabernáculo donde los sacerdotes podrían descansar de sus deberes. Uno se sienta cuando la faena está terminada y no hay más que hacer. Así fue cuando Cristo terminó su obra habiendo sido muerto, sepultado y luego resucitado. Después ascendió al cielo para sentarse a la diestra de Dios. No tuvo que levantarse para repetir su sacrificio pues el único sacrificio que hizo fue perfecto. Si la obra de Cristo fue perfecta, ¿por qué hay personas que tratan de hacer sacrificios para obtener la paz en su alma?

 

Entre los diversos auditorios que tuvo Jesús en sus prédicas, se acercaban “publicanos y pecadores para oírle” Lucas 15:1. Su presencia indignaba a los líderes religiosos como los fariseos y los escribas. Ellos se quejaron de Jesús por recibir a estas dos clases de personas sin pedirles que se fueran. El publicano no gozaba de popularidad por su actividad fraudulenta y los pecadores no asistían a la sinagoga. Refiriéndose a Jesús, los fariseos y los escribas dijeron “ÉSTE (HOMBRE) a los pecadores recibe, y con ellos come” Lucas 15:1. No lo negó Jesús, porque era el carácter de Dios recibir a todos para perdonarles sus pecados. Al referirse a Este Hombre hubo reconocimiento de sus Palabras, y de su Provisión de la salvación, y también de su Placer en recibir al pecador. La parábola que contó Jesús en seguida destaca el gozo que siente Dios cuando le oveja es hallada, y cuando la moneda es levantada además del hijo pródigo quien es recibido en casa con una gran celebración. Como ESTE HOMBRE, no hay otro. ¿Le conoce Ud. como su Señor y Salvador? –daj

Lectura Diaria:
1 Samuel 23:1-24 [leer]
/Isaías 62:1-63:14 [leer]
/Romanos 6:15-7:6 [leer]