Creemos firmemente que Dios es el Creador de este mundo. No aceptamos las ideas propuestas por los evolucionistas acerca de cómo llegaron los seres humanos a poblar el mundo. La Biblia enseña la verdad: Dios creó al hombre y luego hizo una mujer para ser ayuda idónea para él.

 

“Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” Génesis 2:20.

 

Génesis es el libro de los comienzos. En él leemos del inicio de la raza humana. Adán, el primer hombre, fue formado del polvo de la tierra. Eva, la primera mujer no fue formada en el mismo momento, ni tampoco del polvo de la tierra. Antes bien, Eva fue creada por medio de una “operación” cuando Dios usó una costilla de Adán. Dios entregó a Adán el deber de labrar y cuidar el huerto de Edén. También le trajo todos los animales de la tierra y las aves para que los pusiera nombres. Adán se ocupaba en todas estas tareas en el hermoso huerto de Edén. Al crear la tierra y todo lo que en ella había, Dios contempló su obra y la encontró buena en gran manera, Génesis 1:31. Mientras que Adán iba cumpliendo su trabajo vio que cada animal tenía su pareja, pero no se halló una para él. No había una compañera apta para estar con él. En vista de esta situación, dijo Dios: “No es bueno que el hombre esté sólo” Génesis 2:18.

 

La Biblia no dice nada acerca de Adán pidiendo una compañera, sino que dejó todo en las manos de Dios. Dios tomó la iniciativa para que Adán tuviera alguien que fuera “idóneo,” o sea adecuado y apropiado para él. Seguramente es el deseo de todo varón y dama casarse con alguien idóneo. Hay muchas personas que en sus años de soltería encomendaron la selección de esposo o esposa en las manos de Dios y ya llevan varios años de casados, habiendo probado la idoneidad de la persona con que se casaron. El caso de Adán fue un caso insólito, pues Dios hizo caer sobre él un sueño profundo. Mientras Adán dormía, Dios hizo la primera operación quirúrgica. Sacó del costado de Adán una costilla y cerró otra vez la carne en el lugar de donde la había sacado. Con la costilla Dios hizo a la mujer y se la llevó al hombre. Complacido, Adán le llamó Varona, porque “del varón fue tomada” v.23. Dios tuvo un propósito especial en la creación de la mujer. Iba a ser “una ayuda idónea,” una mujer apta para acompañar a su marido. Ahora los dos podían estar juntos y conversar. En su bondad, Dios había hecho una provisión para el bienestar de Adán.

 

Dios ha hecho al hombre capaz de pensar, hablar y comunicarse con otros. Nos hizo como seres sociales necesitando la compañía de otros. La mujer tenía la capacidad de disfrutar de las mismas cosas que le interesaban a Adán. Eva tenía todas las aptitudes necesarias para ser compañera y esposa del ser a quién Dios había encargado el señorío de la creación. Eva debía ayudar al hombre a cumplir la tarea encomendada por Dios a él. Ninguno trataba de ser más importante que el otro; más bien, cada uno quería hacer las cosas que Dios le había encargado, y hacerlas de la mejor manera. Habiendo sido creado primero, Adán se preocupaba de labrar el huerto y Eva le acompañaba y le daba su apoyo. El hombre no fue creado como ayudante de la mujer, sino que la mujer fue puesta para ayudar al hombre. Este es el orden que Dios dispuso. Formó una sociedad para llevar a cabo sus propósitos. Efesios 5 destaca la relación entre el hombre y su esposa poniéndola en un nivel muy alto: la relación entre los dos ha de reflejar la relación entre Cristo y su Esposa, la Iglesia. ¿Ha pensado en lo que significa esto en sentido práctico?” (Continuará) –MER/DAJ

 

Lectura Diaria:
Éxodo 35:1-35 [leer]
/Salmos 87:1-88:18 [leer]
/Hechos 21:1-16 [leer]