Adorar a Dios debe ser la actividad principal de todos nosotros. Hagámoslo juntos.
“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.” Salmo 34:1.

La mujer de pie al lado del pozo conversando con el extraño que le había pedido agua se sentía incómoda. En primer lugar no era normal que un hombre judío conversara con una mujer samaritana, y además pedirle un favor. Los dos comenzaron a conversar sin que ella sacara el agua para satisfacer la sed de su interlocutor. En la conversación ella descubrió que el hombre era muy diferente a cualquier otro hombre que hubiera conocido. Ella preguntó, “¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Juan 4:12. Es Jesús que conversa con la mujer de Samaria y tiene más interés en que ella bebiera del agua viva que él mismo ofrecía y ella sacara agua para Él.

La entrevista ha progresado al punto en que Jesús le pide que llamara a su marido. Él sabía muy bien su situación y cuando ella dijo “no tengo marido” v.17, Jesús le dijo que hasta cierto punto había contestado bien. Pero ella quedó sorprendida cuando Jesús le reveló que Él sabía de los cinco maridos que había tenido. Esto le hizo responder, “Señor, me parece que tú eres profeta” v.19. Casi inmediatamente ella quiso cambiar el rumbo de la conversación e hizo referencia a sus antepasados quienes habían adorado en el monte que estaba cerca. Por cierto, no era el Monte Sion en Jerusalén, sino Gerizim. Esto dio a Jesús la oportunidad de revelarle una gran verdad. Dijo Jesús: “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.… Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” vv.21, 23. Hasta el día de hoy, el Padre busca adoradores. ¿Eres tú uno de ellos?

Adorar a Dios no es un acto que solamente se practica el día domingo en la mañana. Adorar a Dios debe ser una actividad diaria y varias veces durante el día. El texto de cabecera nos insta a tener una nota de alabanza en nuestra boca constantemente. Puede ser una actividad hecha por uno a solas, o en compañía de otros; “Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre” Salmo 34:3. La adoración puede venir del corazón en forma silenciosa o como una oración en voz alta. Se puede adorar cantando y muchos son los himnos que nos sirven para eso. La verdadera adoración se enfoca sobre Dios, su carácter y sus atributos. Le honramos por lo que Él es, por lo que ha hecho y por las promesas que nos ha dado referente al futuro.

La verdadera adoración prorrumpe del corazón agradecido. Levantar las manos y decir “gloria a Dios” puede llegar a ser un acto carente de sinceridad. Adorar es el producto de apreciar a Dios y honrarle con nuestras palabras. Es saber valorar lo que ha hecho, especialmente por la gracia demostrada hacia nosotros al enviar a su Hijo para ser nuestro Salvador. Cuando uno aprecia esto, formula pensamientos que son una expresión de alabanza a nuestro Dios pues “Dios también le exaltó (a Jesús) hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” Filipenses 2:9-11. “Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre” salmo 34:3. –daj

Lectura Diaria:
Éxodo 35:1-35 [leer]
/Salmos 87:1-88:18 [leer]
/Hechos 21:1-16 [leer]