Hay momentos en la vida cuando nos sentimos amenazados, quizás por circunstancias en la vida o a causa de la salud. Muchos se vuelven a Dios cuando estas situaciones se presentan. La reacción del rey Ezequías es instructiva.

 

“Me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.” Salmo 40:2.

 

El rey Ezequías era un buen rey pues “hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre” 2 Reyes 18:3. En su “hoja de vida” está anotado, “En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá” v.5. A pesar de su forma ejemplar de vivir delante de Dios, vino una prueba grande. Habiendo estado 14 años en el reino, “subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó” v.13. Este rey comenzó a burlarse de Ezequías y su confianza en Dios. Su mensaje fue “Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es ésta en que te apoyas?”  Hoy día, hay personas que usan palabras infladas para burlarse de los cristianos que temen a Dios. Después de escuchar las palabras amenazantes del rey de Asiria que le causaban temor, Ezequías sabía que la oración era imprescindible para encontrar alivio y tranquilidad: “cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová” 2 Reyes 19:1. La respuesta de Dios vino por medio de Isaías el profeta diciendo que no temiera “por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado” v.6.  Fue un mensaje de consolación pues Dios sabía del caso y le iba a proteger.

 

Los enemigos insistieron en sus exigencias. El rey de Asiria mandó cartas por mano de embajadores. Ezequías las leyó “y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová” 2 Reyes 19:14. ¿Acaso algún lector ha tenido que enfrentar algo similar en su vida? ¿Qué has hecho cuando un problema se presenta que parece insoluble? Muchos buscan una solución basándose en su propio conocimiento o consultan a otros sin encontrar alivio. El ejemplo de Ezequías es digno de copiar. Entró en la presencia de Dios y le presentó el problema buscando una respuesta: “Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente” v.16. Cuando oramos podemos ser específicos con Dios y hablarle con franqueza. Él ya sabe todo y desea escuchar nuestra presentación. A veces en medio de la oración el asunto se aclara y un texto bíblico viene a la mente para asegurarnos que Dios sabe todo y dejemos el asunto con Él. Así hizo Ezequías. Terminó su oración confesando que quería que Dios fuera glorificado en todo, “ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios” v.19.

 

Por medio del profeta Isaías Jehová mandó respuesta a Ezequías asegurándole que Él haría librar la nación de la amenaza. La experiencia de Ezequías es aleccionadora. Frente a un problema para el cual no tenía él solución, Dios se encargó de darle respuesta y trajo bendición. Lo mismo está disponible para nosotros.  –DAJ

Lectura Diaria:
2 Samuel 1 [leer]
/Miqueas 3:1-4:8 [leer]
/Romanos 9:30-10:21 [leer]