Hay mucha preocupación en el mundo financiero y todos piensan en ganancias y pérdidas. Hay una ganancia que supera a todas las demás. Es la gran ganancia de piedad con contentamiento.

“Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento, porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. “1 Timoteo 6:6-7.”

Muchos piensan que la felicidad se obtiene cuando se logra tener todo lo que desea. La propaganda que se ve en la prensa, la TV, o se escucha por radio es basada en esta idea. Dicen que a fin de tener la plena felicidad, hay que tener un auto, un perfume, un cuerpo perfecto, una casa en la playa, etc. Muchos sucumben ante esta mentira y pasan la vida lamentando que “falta tanto para que me sienta bien”. Miran al prójimo y piensan que tienen “derecho” a poseer lo que él tiene. El concepto bíblico es todo lo contrario. Pablo dijo de sí mismo, “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.” Filipenses 4:11. “He aprendido” indica que su actitud fue el producto de reconocer que Dios le daba lo que necesitaba para llevar a cabo las tareas de su ministerio. ¿Cómo había aprendido este gran principio? Antes había instruido a los creyentes, “por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” Filipenses 4:6. En seguida indicó el resultado de este ejercicio espiritual: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7.

Guillermo Thompson era un hermano irlandés que vivió gran parte de su vida en Inglaterra. Ya jubilado de su trabajo en British Airways, don Guillermo estaba de visita en una asamblea y participaba en una conferencia. Había seleccionado el capítulo 8 de Romanos como su tema, y la necesidad de tener “piedad acompañada de contentamiento”. Se refirió a Romanos 8:28 “y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Muchos creyentes en Cristo han derivado consuelo de esta promesa de Dios, y don Guillermo dijo que “personalmente sé que ésta es verdad, aunque no comprendo todo todavía”. Luego, dirigiéndose al auditorio, dijo: “veintiún años atrás mi señora sufrió un derrame cerebral. Se recuperó algo y me dijo que nunca iba a quejarse más de la vida. También dijo que ella iba al mismo lugar a donde iba yo, es decir, al cielo”. Don Guillermo se puso muy solemne y continuó: “A las seis semanas, tuvo otro derrame y ¿qué me dicen hermanos? De ahí en adelante, no recibí ni una ‘hola’ o “sonrisa”. Mantuvo su compostura y agregó: “sabemos que todas las cosas nos ayudan a bien”.

Lo que dijo don Guillermo impactó al auditorio, pues estábamos escuchando a un hermano que tenía gran ganancia espiritual en su vida. “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”. Después de la reunión, supimos un detalle que don Guillermo no había mencionado. Su señora había partido para estar con el Señor a principios del año 2004, pero aquellos veintiún años en que él no había recibido una “hola” o sonrisa, ella yacía en una especie de coma en un hospital. En vez de estar amargado, quejándose de una situación que le había privado del compañerismo cariñoso de su señora esposa, la aceptó de parte de Dios y cuando él participa en reuniones y comparte con otros los pensamientos profundos de las Escrituras, su ganancia llega a ser también para los que le escuchan. La verdadera felicidad no se halla en las posesiones, sino en esta paz que es el resultado de la “piedad con contentamiento” Doy fe a lo anterior pues era parte del auditorio. –DAJ.

Lectura Diaria:
Levítico 11:1-47 [leer]
/Salmos 113:1-115:18[leer]
/Marcos 2:23-3:12 [leer]