“El asno y su comprador” es un título de una fábula de Esopo. La historia concluye enseñando la moraleja: “Según con quien te relaciones, así te juzgarán”. Interesante. Esto es lo que pasó con Juan y Pedro cuando tuvieron que dar una explicación de un milagro ocurrido en las gradas del templo. Algo en su comportamiento hizo que los sacerdotes dijeran que ellos habían estado con Jesús.

 

Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” Hechos 4:13

 

“De tal palo, tal astilla” dice el refrán cuando un hijo demuestra ciertas características de su padre. Es normal que los hijos tengan características de sus progenitores, comenzando con la parte física y extendiéndose hasta el vocabulario y el acento. Pero no solamente en familias se repiten las características, también entre amigos que pasan mucho tiempo juntos hay similitudes. Pedro y Juan fueron requeridos por los sacerdotes a explicar el milagro de un cojo que milagrosamente pudo caminar. Pedro había invocado el nombre de Jesús sobre él. En su defensa, Pedro explicó que el poder para efectuar el milagro vino de Jesús, quien había sido rechazado por los mismos sacerdotes. Ahora Jesús está resucitado, dice Pedro, y la evidencia de su poder estaba a la vista. Declararon con certeza que “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo” (Hechos 4:11). La forma de hablar y la convicción con que hablaban condujo a los sacerdotes a admirarse del “denuedo de Pedro y de Juan,… y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13). Algo en el comportamiento de los apóstoles hizo que los opositores pensaran que actuaban de la misma manera vista en Jesús.

 

Nadie puede pasar tiempo con Jesús sin que Él deje su marca en uno. En su invitación a los pecadores, Jesús dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí” (Mateo 11:28). Aprender de Jesús debe ser el afán de todo seguidor del Él. No solamente es el Salvador que nos libera de la condenación eterna, sino es también el Señor que quiere guiarnos en la vida diaria.

 

Durante más de tres años, Pedro y Juan estuvieron cerca de Jesús. Le escucharon, le observaron, y aprendieron de Él. Ahora su forma de ser y hablar hace que otros piensan en Jesús quien había dejado su marca en la vida de los suyos. Tomó a los dos pescadores y, les transformó en “pescadores de hombres“, como les prometió. Conversando con Pedro y Juan, los sacerdotes vieron el denuedo de ellos. El denuedo es hablar con franqueza sin ambigüedades. “Sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús“(Hechos 4:13). Por su forma de hablar y actuar, los sacerdotes tuvieron que admitir que Pedro y Juan eran buenos alumnos. Habían aprendido bien de su Maestro. Algo similar dijo Pablo a los Corintios, “siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”(2 Corintios 3:3). ¿Acaso podrían decir los que te conocen a ti, que has estado con Jesús? –daj

Lectura Diaria:
2 Samuel 18-19:8 [leer]
/Jeremías 2-3:5 [leer]
/Gálatas 4:1-20 [leer]