Nuestro Señor es incomparable. lea esta descripción poética pero cierta acerca de su persona.

El bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible. A quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén” 1 Timoteo 6:15-16

Lo dejó todo, la gloria y el esplendor de los cielos, para nacer en un establo. Era rico y se hizo pobre por nosotros. No tuvo los beneficios de una educación distinguida ni asistió a grandes escuelas; sin embargo, a la edad de doce años asombró con sus respuestas a los eruditos doctores de la ley. Más tarde dominó los elementos, ya que anduvo sobre las aguas y detuvo la tempestad, sanó a una multitud de enfermos y resucitó a los muertos.

Él que era puro y sin pecado, fue hecho pecado por nosotros. El príncipe de la vida, murió en una cruz. El único justo que hubo en la tierra murió por los injustos. Nunca escribió un libro y, sin embargo, ninguna biblioteca podría contener las obras que se han escrito acerca de Él. Nunca compuso un cántico, pero él es el tema de un incalculable número de himnos que le alaban en su gloria. Nunca fundó una escuela y, sin embargo ningún maestro tuvo tantos discípulos. Nunca reclutó un soldado y no obstante, ningún general ha tenido un ejército de tantos voluntarios como Él. En el mundo entero, a su llamado, irreductibles rebeldes han depuestos las armas de la desobediencia contra Dios y se han sometido a su voluntad.

Han aparecido grandes hombres en la historia del mundo, pero la memoria de ellos ha desaparecido. Sólo Cristo no pasa al olvido. Venció a la muerte, pues ella no le pudo retenerle. El vive por los siglos de los siglos. Comparte su vida con los que en creen Él.  –Tr/daj

Lectura Diaria:
2 Samuel 22 [leer]
/Jeremías 6 [leer]
/Efesios 1:1-14 [leer]