José trae sus hijos a Jacob. Se le ha comentado que “está enfermo” (v.1) y esto se refiere a una enfermedad o condición seria, a una condición ya en fase terminal, incurable. José lo entiende así y viene a su padre. Veamos más de esta preciosa escena.

“Tu salvación esperé, oh Jehová” Génesis 49:18

 

Jacob parte su diálogo con José reconociendo que es un verdadero creyente, que tuvo un encuentro personal con el Dios eterno: “El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo” (v.3). Todo parte ahí, y Jacob reconoce que su vida en adelante no podría haber sido la misma sin ese encuentro. Jacob había sido mentiroso, envidioso, mal hijo, malcriado. Sin embargo Dios bendice a uno en base a su necesidad y propósito, no en su mérito, y Jacob comienza a enumerar las bendiciones de Dios para con él. Vemos evidente restauración. Una restauración que llegó tarde a Jacob, a los ciento treinta años (Génesis 47:9). Es un hecho evidente que la vida de Jacob cambió después de reencontrarse con José. Ahora él bendice.

Entonces Jacob da testimonio de su conversión, reconoce los caminos de Dios (v.3-4), reconoce una prueba demoledora y haber experimentado un largo sufrimiento: “cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino” (v.7). ¿Aquí cada uno de nosotros acaso pudiera referir un evento similar? “Cuando todo iba bien, se me murió mi mamá”; “cuando todo iba bien quedé sin trabajo”; “cuando todo iba bien, me separé de mi marido (o de mi esposa)”. Realidades del ser humano, cuyo enfrentamiento, incluso entre los cristianos glorificará a Dios y mostrará su gracia, o será el inicio de un período gris, de pasos en falso, inconstante y estéril.

No obstante, Jacob reconoce que Dios le ha dado mucho más que lo que él pensó. El texto es hermoso: “Y dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia” (v.11). Dice Pablo que esta es una de las formas de actuar de Dios: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria” (Efesios 3:20-21). Jacob demuestra también discernimiento espiritual, actuando contra lo que sería la actitud más natural ,pues bendice a ambos nietos colocando en un lugar primario al menor, antes que al mayor (v.14). Jacob ahora es capaz de ver más allá de lo meramente visible. La inigualable posición de bendición que pueden representar los abuelos para con los nietos, pues en todo esto no vemos otra cosa sino el traspaso de principios espirituales de una generación a otra. Hay bendición y transmisión de principios espirituales y de fe. Hay tres generaciones en esta escena, y Jacob enseña a José, así como a Efraín y Manasés, una forma de actuar, una evidencia de la restauración y de la gracia de Dios, una evidencia de lo que Dios puede, finalmente, hacer con un creyente que deja que su Dios tome el control de su vida. . – rc

Lectura Diaria:
Números 29 [leer]
/Proverbios 25-26:12 [leer]
/Lucas 2:22-52 [leer]