El mundo árabe y judío tiene a varios de sus varones nombrados Abraham. Se ha usado el nombre en honor al patriarca. La noticia que fue revelada como secreto a Abraham llevaba la promesa que el mundo entero sería bendecido a través de sus descendientes. Y así ha sucedido.

 

Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?” Génesis 18:17.

 

Abraham y Sara recibieron tres visitas de especial importancia un día. Durante el tiempo que pasaron juntos, les fue revelado que a pesar de su avanzada edad y la esterilidad de Sara, iban a tener un anhelado hijo. La llegada de un hijo sería un milagro. Al concluir su visita, “los varones… y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos acompañándolos” Génesis 18:16. La cortesía de Abraham en ir con ellos le serviría a él para saber lo que Jehová iba a hacer con Sodoma y Gomorra. Precisamente su sobrino Lot había establecido su residencia en Sodoma y por eso Abraham tendría mucho interés en escuchar la noticia. Dos de las visitas “se apartaron… y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová” v.22.

 

En los tiempos del Antiguo Testamento y en ocasiones especiales, Jehová tomó formó humana para transmitir sus consejos a ciertos privilegiados. En este caso, “Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?” v.18. Dios había determinado destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra. Ya que en el futuro Abraham tendría prole, sería útil que él pudiera relatar la causa de la destrucción de las dos ciudades. Fue un privilegio y un honor concedido a Abraham que Jehová le informara. Por la promesa del hijo a nacer a Abraham, Jehová sabía que por medio de este hijo, Abraham sería “una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra” v.18 También Jehová sabía que Abraham iba a mandar “a sus hijos y a su casa después de sí, para que los mismos guardasen el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio” Génesis 18:19. ¿Qué reacción tuvo Abraham frente a este noticia? No pidió suspensión del juicio sino intercedió por los posibles justos viviendo en el ambiente vicioso y pecaminoso de Sodoma y Gomorra. Con mucho respeto ante Jehová “se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?” v.23. A renglón seguido, Abraham contestó su propia pregunta, “lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío,… el Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” v.25.

 

La intercesión de Abraham a favor de los justos comenzó con cincuenta e iba bajando hasta terminar con una petición más; “no se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez” v.32. ¡No hubo ni diez justos! Solamente Lot, su mujer y dos hijas fueron sacados a la fuerza con claras instrucciones a escaparse sin mirar atrás. La mujer de Lot no quería ser sacada, pues miró atrás y quedó convertida en una estatua de sal. El mundo fue afectado en aquel entonces por el cumplimiento de los dos secretos revelados a Abraham. El mundo de hoy puede comprobar que las naciones de la tierra han sido bendecidas en Abraham. De su linaje nació Uno mayor que Isaac, es decir, nació Jesús. De Isaac a través de su hijo Jacob y de él por el linaje de Judá, vino el bendito Salvador. Jesús mismo hizo referencia al segundo secreto y advirtió: “Acordaos de la mujer de Lot”  Lucas 17:32. Hoy, nadie tiene excusa para no ser salvo y poseer la vida eterna. Dios ha revelado a nosotros el “secreto” para tener vida eterna. “Dios,… ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” Hechos 17:30-31. Jesús el resucitado es el Salvador. –daj

 

Lectura Diaria:
2 Samuel 21 [leer]
/Jeremías 5 [leer]
/Gálatas 6 [leer]