La actitud de la gente hacia Jesús era variable de un lugar a otro. Algunos respondían aceptando su persona, y otros le repudiaban. Hoy día, es similar.

 

De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra” Lucas 4:24

 

Aproximadamente un año después de ser bautizado por Juan Bautista, Jesús fue a la provincia de Galilea, “y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor” Lucas 4:14. Jesús se dedicaba a visitar las sinagogas y muchos hablaban bien de sus prédicas. “Se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” Marcos 1:22. Un día llegó a Nazaret, “donde se había criado” v.16. Siguió su costumbre de ir a la sinagoga y le pasaron el libro de Isaías para leer. Cuando “se levantó a leer,” buscó y “halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor” vv.17-19. (Isaías 61:1-2). Pero no leyó la frase entera. Hay una coma en la frase donde terminó de leer. El resto del verso habla de la venganza de Dios. Tan perfecto fue el conocimiento de su misión que Jesús leyó solamente la parte que en aquel entonces tenía que cumplir. Lo otro lo iba a cumplir mucho más tarde.

 

Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él” Lucas 4:20. Jesús se dirigió al auditorio diciendo: “hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” v.21. Jesús afirmaba que una profecía escrita setecientos años antes, se estaba cumpliendo frente a los asistentes y en los lugares aledaños. Los que estaban presentes “daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca” vv.21-22. A pesar del buen concepto que tuvieron de Jesús, no entendían que Él era el Mesías profetizado. Se limitaron a preguntar, “¿No es éste el hijo de José?” v.22. Solamente veían a Jesús como el hijo del carpintero.

 

Jesús es más que un carpintero; es el Hijo de Dios. Supieron de sus obras milagrosas en otras partes, y cuando habló de hechos históricos en que solamente una mujer viuda y un general sirio fueron bendecidos, se dieron cuenta que se refería a la incredulidad de ellos hacia su persona. Su incredulidad impedía que hiciera milagros en su medio. En vez de aprovechar su presencia para creer en él, “se llenaron de ira” v.28. No le pidieron que les diera más enseñanza sino “le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte… para despeñarle” v.20. No lograron su objetivo pues Jesús ejerció su poder y los esfuerzos de ellos resultaron estériles. Jesús “pasó por en medio de ellos, y se fue” v.30.

Jesús fue una gran bendición para muchos en Galilea y Judea, pero en Nazaret, no pudo hacer milagros por su incredulidad. Hay países desarrollados donde antaño el evangelio tuvo mucho poder para cambiar vidas pero hoy día es difícil interesar a los habitantes para que escuchen el evangelio. Gracias a Dios por aquellos que glorifican al Hijo de Dios creyendo en él. ¿Cuál es la actitud suya para con Él? –daj

 

Lectura Diaria:
2 Reyes 17 [leer]
/Jeremias 51:1-24 [leer]
/1 Timoteo 1 [leer]