Jesús sabía todo pues era omnisciente, aun cuando iba rumbo a la cruz. Lea algunos de los detalles.
“Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís” Mateo 20:22.

Jesucristo tuvo conocimiento perfecto de todo lo que pasaba durante su estadía en el mundo. Ningún acontecimiento le tomó por sorpresa. Ya lo sabía de antemano. Por ejemplo, en el huerto de Getsemaní, se acercaba el grupo de soldados liderado por Judas Iscariote para arrestar a Jesús. Era de noche y venían con lámparas. Jesús estaba con sus discípulos y les dijo, “levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega” Mateo 26:46. Los discípulos no tenían idea del acto traidor de Judas pronto a suceder, pero Jesús sabía todo. Los discípulos no sabían más de lo que experimentaban en el momento.

Jesús les había dicho antes, “he aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte” Mateo 20:17-18. Jesús sabía todo y en su revelación, incluyó la profecía que sería crucificado “mas al tercer día resucitará” v.19. Juan, Jacobo y su madre no captaron los detalles entregados por Jesús. Ya que iban rumbo a Jerusalén, pensaban Jesús iba a establecer su reino. No tomaron en cuenta su muerte anunciada ni tampoco su sepultura. La mujer se postró ante el Señor para presentar su petición de que sus hijos fuesen privilegiados sobre todos los demás. “Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda” v.21. Jesús respondió a los tres, “No sabéis lo que pedís” v.22. Llegar a ser honrado de esta manera requería mucho más que una simple petición. Jesús “sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” Hebreos 12:2. Nadie sino Él pudo hacerlo.

Jesús caracterizó su muerte como un “vaso” lleno de sufrimiento que se tenía que beber y un bautismo con que sería bautizado, v.22. Les preguntó si serían capaces de hacerlo. Equivocadamente dijeron, “podemos”. Revelaron su ignorancia acerca del sufrimiento agudo que el Salvador iba a soportar. Jesús dijo: “No sabéis lo que pedís” v.22. El sufrimiento iba a entrar en Él como el contenido de un vaso entra en quien lo toma. También el sufrimiento iba a envolverle como cuando el agua cubre al individuo en un bautismo. El sufrimiento por el pecado iba a tocar a Jesús por completo. Con gran recogimiento hoy y especialmente cuando celebramos la Cena de Señor, descartemos nuestra ignorancia para meditar en Jesús porque “Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” Isaías 53:5. El camino a la gloria pasó por la cruz en la Calavera seguido por la resurrección de la tumba, y luego la ascensión y la glorificación de Jesús en el cielo. Por fe en Cristo, Él nos hace partícipes de su gloria. “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” Gálatas 6:14. –daj

Lectura Diaria:
1 Cronicas 24-25 [leer]
/Ezequiel 22 [leer]
/Juan 8:12-30 [leer]