La pregunta hecha por el Señor Jesús a sus discípulos acerca de su identidad fue importante. La respuesta es igualmente importante y forma parte la doctrina fundamental del cristianismo.

“Jesús…  preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? … Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.” Marcos 8:27, 29.

Jesús andaba con sus discípulos visitando las aldeas de Cesarea de Filipo, al norte del Mar de Galilea. Mientras caminaban, les hizo una pregunta cuya respuesta forma parte de la doctrina cristiana. Jesús preguntó, “¿Quién dicen los hombres que soy yo?” Marcos 8:27. No preguntó CÓMO era visto por los hombres, sino QUIÉN es Él. Habría sido fácil de decir que Jesús era amante, bondadoso, cariñoso, amigo de pecadores, dadivoso, y ¿cuántos adjetivos más se podría emplear para describirle? Sin embargo, la pregunta tiene que ver con su  PERSONA. ¿Quién es Jesús? En diferentes partes del evangelio, es llamado hijo de José el carpintero, hijo de María y Él mismo se refería a sí mismo como el Hijo del Hombre. Bartimeo le llamó, hijo de David y Pedro y Marta le reconocieron como el HIJO DE DIOS. Lo que pensamos de Jesús es de suprema importancia. La salvación del alma depende de un concepto correcto.

Los discípulos respondieron mencionado Juan el Bautista, Elías, o alguno de los profetas. La especulación produce respuestas equivocadas. En vez de corregirlas, Jesús insistió “y vosotros, ¿quién decís que soy?” v.29. Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo”. Su respuesta escuchada por sus condiscípulos dejaría a todos instruidos en la verdadera identidad de su Maestro. Tal confesión fue importante y es importante para nosotros también. Al decir que Jesús era el Cristo, reconoció que es el prometido de Dios, el Rey que había de venir, el señalado por Dios, y por supuesto el Salvador. ¿Ha confesado Ud. a Cristo como su Salvador?

Sorpresivamente Jesús “mandó que no dijesen esto de él a ninguno” v.30. ¿Cuál sería el motivo de esta instrucción del Señor? A renglón seguido Jesús revela que no iba a presentarse ante la gente como un Mesías esplendoroso sino como un Mesías sufriente. El momento de presentar al Rey no había llegado. Varias veces Jesús dijo: “mi hora no ha llegado”. Le aclamaron como Rey cuando entró en Jerusalén y dentro de poco, Poncio Pilato le presentó al público como Rey y fue rechazado. El letrero puesto en la cruz decía “Jesús de Nazaret, Rey de los judíos”. Cincuenta días después, Pedro tuvo la oportunidad de declarar en forma pública: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.” Hechos 2:36. De ahí en adelante y hasta el día de hoy, el mensaje ha sido entregado al mundo entero de que Jesús es el Cristo, el Enviado de Dios para ser nuestro Salvador. Viene al caso la pregunta hecha por el profeta Isaías y repetida por Cristo y Pablo  ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” Isaías 53:1; Juan 12:38; Romanos 10:16. Yo respondo, “¡yo he creído!” ¿Y Ud.? –daj

Lectura Diaria:
Levitico 3:1-17 [leer]
/Salmos 116:1-117:2 [leer]
/Marcos 3:13-35 [leer]