Después de entrar en su ministerio activo, las visitas hechas por Jesús a Nazaret donde se había criado no eran numerosas. Antes bien, la reacción de la gente era negativa a causa de su incredulidad. Lea de lo que pasó.
“No pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos” Marcos 6:5.

¿No es cierto que es un deleite leer acerca de Jesús en los evangelios? En nuestra mente, le seguimos en las calles de Jerusalén, o en Capernaum con el Mar de Galilea a la vista. Algunos han hecho un viaje a Tierra Santa y han podido visitar a Belén, a Jerusalén, a Nazaret, y a otros pueblos frecuentados por el Salvador. Marcos el evangelista cuenta de una visita que hizo Jesús a Nazaret donde se había criado. Salió Jesús de Capernaum “y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos” Marcos 6:1 ¿Recordarían los discípulos que en una visita anterior, los oriundos de Nazaret intentaron matar a Jesús? En aquel entonces, le empujaron “hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle” Lucas 4:29. Jesús ejerció su poder divino y se libró de ellos y se fue. Por su actitud negativa, los nazarenos se privaron de recibir bendición de parte del Señor. ¡Cuántos no hacen lo mismo hoy al dar el oído sordo a la llamada del Señor!

Ahora Jesús da una segunda oportunidad al pueblo de Nazaret. En verdad, el Señor “es paciente… no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” 2 Pedro 3:9. Jesús fue a la sinagoga en Nazaret “en el día de reposo, (y) comenzó a enseñar… y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?” Marcos 6:2. Parece que la actitud es diferente pero a pesar de la profundidad de sus enseñanzas, el concepto de la gente acerca de Jesús no iba más allá de su trabajo como carpintero. “¿No es éste el carpintero, hijo de María?” v.3. No reconocieron que era más que un carpintero. No entendieron que era el enviado de Dios para salvar a los pecadores. Muchos hoy día tienen el mismo problema. No reconocen a Jesús como el Salvador del mundo que desea entrar en sus vidas para enriquecerles y regalarles la vida eterna.

Al escuchar a Jesús, “se escandalizaban de él” v.3, o se sentían ofendidos. ¿Acaso se ofendieron por sus dichos? Carpinteros normalmente no tenían enseñanza tan conceptuosa. Se acordaban de Él en el taller, pero ahora, ¿es un maestro destacado en la tarima? No podían explicar la anomalía de tanta sabiduría e inteligencia en un carpintero y miembro de una familia humilde. En vez de sopesar sus palabras, le desaprobaron a Él. Jesús se percató de su incredulidad y les decía: “No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, entre sus familiares y en su casa” v.4. Con decir el proverbio, Jesús se declaraba profeta. Era mucho más que un carpintero pero ellos no le tomaron en cuenta. Jesús es el “Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria” Marcos 13:26. Cuando Natanael se convirtió a Jesús “le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel” Juan 1:49. En esta segunda y última visita hecha por Jesús a Nazaret, el pueblo se privó de bendición por su incredulidad. “Y no pudo hacer allí ningún hecho poderoso, sino que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos” Marcos.6:5. La lección es clara, que nadie hoy se prive de la bendición de Dios por causa de su incredulidad. –daj

 

Lectura Diaria:
Levitico 27:1-34 [leer]
/Salmos 142:1-143:12[leer]
/Marcos 11:1-26 [leer]