Los viejos nos sentimos preocupados por la falta de enseñanza bíblica que la juventud debiera recibir. Los jóvenes han de formar parte de la sociedad de mañana y ¿cuántos de ellos habrán recibido una formación basada en la Biblia? Es tiempo de alarmarnos por la poca instrucción bíblica que reciben.

 

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” Juan 5:39

 

Al leer los diarios donde se relatan los crímenes perpetrados por jóvenes, pienso en ellos ahora en manos de la justicia. Seguramente hubo un tiempo cuando fueron acariciados en los brazos de su madre. A veces cuando miro las fotos de las caras tristes de los delincuentes, me imagino que cuando eran bebés, alguien habría dicho, “Qué hermosa criatura”. ¿Y ahora? ¡Qué si aquellos que los vieron entonces los vieran ahora!

Al leer los reportajes de jóvenes y señoritas que están atrapados en el vicio, me pregunto, ¿acaso alguna vez escucharon la grata noticia del amor de Dios? ¿Supieron que Cristo dio su vida y resucitó para que ellos pudieran gozarse de una vida santa y agradable a Dios? Si les preguntáramos si alguna vez habían escuchado el evangelio, ¿qué contestarían? Seguramente algunos contarían de experiencias amargas en su vida pero ahora conocen la limpieza que viene desde cuando creyeron en el Señor Jesús. Antes algunos recibieron instrucción bíblica y advertencias positivas contra su mal camino. Ahora que son salvos, lamentan por no haber puesto oído a tiempo, a fin de evitar la amargura de una conciencia que les recuerda de actos vergonzosos. Pero gracias a Dios, todo esto ha pasado.

La asistencia a las Escuelas Dominicales va bajando en casi todas partes. El interés de la juventud en la enseñanza bíblica disminuye. ¿Qué podemos esperar si los mismos padres no tienen interés en el mensaje de Dios en la Biblia? En 2 Reyes 11, leemos de Joás que estuvo escondido seis años en la casa de Jehová. Algunos jóvenes o adultos no han estado ni seis minutos escuchando con cuidado el mensaje del evangelio que Dios tiene para todo ser humano. ¿Por qué será? ¿Será porque la predicación que toca la conciencia les hace sentirse incómodos por la vida que llevan? ¿Es por eso que no quieren escuchar lo que podría significar grandes cambios en su vida? Estos cambios radicales significan dejar de pecar para vivir sana y santamente.

Por lo que sabemos de Joás como adulto, cuando ya era rey, la enseñanza recibida le guió a implantar cambios en el culto de los israelitas. Aprovechó bien la enseñanza impartida por sus tíos. Su padre estaba muerto, pero sus tíos le dieron lo que su padre nunca le habría dado, pues su padre no tenía interés en hacer la voluntad de Dios. Queremos animar a los padres que tomen en serio su responsabilidad delante de Dios para educar a sus niños en el camino de la justicia. Grande es el privilegio de tener en la casa la Palabra de Dios. El dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Pablo instruyó a Timoteo: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:13-16). Joás el joven rey recibió la instrucción necesaria para vivir una vida útil a Dios y al pueblo que sirvió. Necesitamos preparar a los niños para el día de mañana y la preparación debe empezar el día de hoy. Necesitamos de jóvenes y señoritas, salvados por la gracia de Dios, que sirvan a Dios primero y luego, sirvan al prójimo y contribuyan al bienestar espiritual de todos. Como Joás, los niños necesitan ser guiados temprano en la vida. Apelo a los padres, abuelos, tíos, hermanos, amigos, a todos; no fallemos en nuestro deber de entregar a los pequeños las Escrituras, la sana enseñanza de la Palabra de Dios. –DAJ

 

Lectura Diaria:
2 Samuel 15 [leer]
/Sofonías 3 [leer]
/Gálatas 3:1-14 [leer]