Cuando algo incómodo pasa en nuestra vida, queremos saber la razón por qué. Job sufrió en su vida y fue algo sugerido por el diablo, pero permitido por Dios. Su fe nunca se debilitó.

 

Amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” 2 Corintios 7:1.

 

Job aparece repentinamente en el comienzo del libro que lleva su nombre. Nada sabemos de sus padres; solamente que él era padre de siete hijos y tres hijas. No sabemos mucho acerca de los años que dieron forma a su carácter, aunque hay referencias al día de su nacimiento, y al trato que él daba a sus prójimos. Hay también referencia a los días de alegría y tranquilidad que contribuyeron a la clase de hombre que es presentado en Job 1. “… era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” Cuatro palabras describen a este hombre que se destaca por su rectitud; “hombre perfecto, – recto, – temeroso de Dios, – y apartado del mal”. El mundo hoy día necesita más varones de esta estirpe para servir de modelos. He aquí un consejo a los varones que desean servir bien a su Dios: busquen desarrollar las cualidades que se veían en Job.

 

Un hombre santo despierta celos en Satanás, quien atribuyó la rectitud practicada por Job como “pago” por la prosperidad que Dios le había dado. “¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra” Job 2:9-10. Satanás desafió a Dios para quitar a Job todo lo que tenía, anticipando que él hablaría mal de Dios en su “misma presencia” Job 1:11. Satanás estuvo equivocado y cuando Dios permitió una serie de desgracias que terminaron con la pérdida de todo, incluyendo la pérdida de sus hijos que murieron, Job “dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” Job 1:20-22.

 

Cuando hay cambios repentinos en la vida de un hijo o una hija de Dios, y todo se viene abajo, naturalmente hay preguntas como ¿Por qué? Las respuestas no son fáciles de encontrar. Con fe debemos aferrarmos a la verdad bíblica que dice “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” Romanos 8:28. Si analizáramos los diferentes motivos porque suceden ciertas desgracias en la vida, a veces llegamos a la conclusión que nosotros mismos contribuimos a la situación. En otros casos, sufrimos porque otros tuvieron la culpa. De todos modos, en todo momento debemos confiar en que Dios está en control de nuestra vida y permite ciertos eventos para enseñarnos lecciones importantes. Debemos tratar de emular a Job, quien en todo lo que le tocó sufrir, “no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” Job 1:22. –DAJ

Lectura Diaria:
Josué 20-21 [leer]
/Isaías 14 [leer]
/1 Tesalonicenses 5 [leer]