He aquí, todas estas cosas hace Dios dos y tres veces con el hombre, Para apartar su alma del sepulcro, y para iluminarlo con la luz de los vivientes.” Job 33:29-30.

 

Jacob no estuvo de acuerdo con que su hijo menor Benjamín fuera con sus hermanos mayores. José su hermano sanguíneo estaba desaparecido y Jacob temía un segundo desastre pues los dos eran de la misma madre predilecta de Jacob. Ni Jacob ni los hermanos sabían que él “hombre del trigo” en Egipto fuera José. Judá explicó todo el asunto a su padre refiriendo las exigencias del hombre quien advirtió “No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros” Génesis 43:3. Judá fue bien claro con su padre, “Si enviares a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento. Pero si no le enviares, no descenderemos” vv.4-5.

 

Jacob, o Israel como también se llama quería saber “¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano?” v.6 Nadie sabía que todo era sabido por José. Es igual cuando tratamos con Dios, Él sabe todo y por eso busca que el pecador declare su condición y necesidad. Judá se ofrece como fiador por Benjamín. “Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta” v.9. Fue un gesto noble de Judá pero se comprometía a una imposibilidad establecida en las Escrituras; “ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate” Salmo 49:7.

 

Llegados de nuevo a Egipto, los hermanos no saben la tremenda emoción que siente José en su fuero interno al ver a Benjamín, su hermano menor. José ordenó al mayordomo llevar a los once a su casa para comer juntos al mediodía. Génesis 43:16. Simeón fue sacado de la cárcel. No tenían idea de que este gesto era por causa de Benjamín que en esta parte de la historia, pasa a ser una figura del Señor Jesús. Benjamín es el único inocente de todos los hermanos y él va a sufrir a fin de que se produzca el arrepentimiento, el perdón y la reconciliación. Nos hace pensar en nuestro Señor, Jesucristo, quien “padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” 1 Pedro 3:18. El gesto bondadoso de José de preparar un banquete para sus hermanos es un acto de gran generosidad. Nos hace reflexionar sobre la manera en que Dios siempre ha tratado a los pecadores indignos. “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Romanos 2:4. ¿Cómo respondemos frente a la benignidad de Dios? (Continuará) –DAJ

 

Lectura Diaria:
Éxodo 13:1-14:4 [leer]
/Salmos 47:1-48:14 [leer]
/Hechos 7:1-29 [leer]