“¿He de pagar lo que no robé?” Salmo 69:4.

 

Hay miles de cristianos que dan testimonio de cómo Dios les condujo por diferentes caminos antes que se dieran cuenta de los propósitos de Él. Con toda sabiduría Dios procede y siempre con el afán de ver al pecador reconciliado consigo. Es verdad lo que dijo Job, “¿No ve él mis caminos, y cuenta todos mis pasos?” Job 31:4. Todo lo acontecido en la vida del Señor Jesús tuvo como objeto hacer posible la salvación nuestra. “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” 2 Corintios 5:19. El paciente trato que José dio a sus hermanos ya pronto tendrá el efecto deseado. Mientras tanto, procede con sabiduría y longanimidad. Nos hace pensar en Dios que “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino q luneue todos procedan al arrepentimiento” 2 Pedro 3:9. ¡Qué grande es nuestro Dios y digno de ser alabado! ¿Por qué no toma Usted un momento ahora para expresarle su agradecimiento?

 

Los hermanos de José se gozaron mucho siendo festejados en la casa de él, sin que pasara por la mente que su anfitrión bondadoso fuera su propio hermano que una vez odiaron y vendieron. Al día siguiente están listos para partir. La bondad de José sigue igual y ordena al mayordomo a llenar los costales hasta todo cuánto puedan llevar, y otra vez colocar el dinero de cada uno en la boca de su costal. No busca empobrecerles sino enriquecerles. “Cada uno” fue favorecido. Todos por igual recibieron el mismo trato. Es un principio bíblico, “porque no hay acepción de personas para con Dios” Romanos 2:11. Nadie jamás podrá reclamar que Dios haya practicado la discriminación, pues “no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan” Romanos 10:12.

 

José ordena que su copa de plata sea puesta en el saco de Benjamín. Soberanamente decide usar este método para producir la reconciliación con los suyos. Benjamín es el único que no participó en la maldad que los hermanos hicieron cuando vendieron a José años atrás. De hecho, Benjamín era menor que José, adolescente todavía, viviendo en casa. Es el único inocente entre sus hermanos y aunque sea muy amado de su hermano José, Benjamín es escogido para sufrir, siendo culpado de un robo que no cometió. Nos hace pensar en lo que hizo Jesús en la cruz cuando proféticamente dijo: “¿He de pagar lo que no robé?” Salmo 69:4. Jesucristo pagó el precio por nuestra maldad, siendo totalmente inocente. Merece ser alabado. (Continuará) —-daj

 

Lectura Diaria:
Éxodo 16:1-36 [leer]
/Salmos 52:1-54:7 [leer]
/Hechos 9:1-31 [leer]