¡Josías el rey de Judá comenzó su reinado a los ocho años de edad! Su padre fue asesinado y tuvo que sucederle conforme a las reglas tocantes a la monarquía. A pesar de ser tan joven, supo honrar a Dios en su vida y logró ocupar el trono durante treinta y un años.

 

“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar su palabra” Salmo 119:9

 

No se sabe mucho de Josías cuando tenía ocho años y comenzó a reinar. Pero sabemos que a los dieciséis años de edad se dedicó a buscar a Jehová y esto le marcó durante el resto de su vida. Josías sacó una nota de aprobación muy alta pues el desconocido escribano que sirvió de autor dice que “Éste hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda” (2 Crónicas 34:2). El relato bíblico revela que destruyó la idolatría en el territorio de Judá además de Manasés, Efraín, Simeón y Neftalí. Comenzó la reparación del templo y mientras los obreros trabajaban encontraron el libro de la ley que durante años no había sido leído. Josías consultó a Hulda la profetisa quien le aseguró que se mantendrían en el poder resguardado por Jehová hasta el día de su muerte.

 

Impactado por lo que leía en el libro de la ley, Josías reunió al pueblo para que todos escuchasen la palabra de Dios. El mismo rey hizo un pacto con el pueblo. Se comprometieron a vivir para Dios, y a obedecer con todo el corazón su palabra. El rey era muy apreciado por todos, y la mayoría cumplieron la promesa durante toda la vida de Josías. Años después, Joacim, un hijo de Josías reaccionó de una manera muy distinta cuando el libro de la ley fue leído en su presencia. Lo cortó página por página y lo quemó en el fuego. Es siempre triste cuando un individuo mantiene un excelente testimonio en su vida, pero la generación siguiente no sigue en los mismos pasos. Seamos como Josías, obedientes a la palabra de Dios y no indiferentes como Joacim (Jeremías 36).

 

La vida de Josías terminó abruptamente cuando, siendo aún joven, se metió en una guerra que no era suya. Quería apoyar a una nación amiga, pero no consultó a Dios. Incluso, desechó el consejo contrario y perdió su vida en la guerra. Su reino quedó en manos de sus hijos, quienes no tenían amor a Dios. Dentro de pocos años la nación de Judá fue conquistada y llevada al cautiverio también. ¿De qué valió todo el esfuerzo de Josías cuando nadie más llevó adelante la reforma que él inició? En el libro de Daniel encontramos la respuesta. Daniel y sus compañeros eran príncipes, jóvenes que habrían conocido los tiempos de bendición durante la última parte del reinado de Josías. Ellos sirvieron a Dios en una nación pagana, llevando el conocimiento del Dios verdadero a muchos de los pueblos que formaban parte del reino de Babilonia. La vida de Josías demuestra la respuesta a la pregunta de Salmo 119:9 “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar su palabra”. MR/daj

 

Lectura Diaria:
Deuteronomio 29 [leer]
/Amós 7-8 [leer]
/Lucas 15:11-32 [leer]