Los discípulos antaño conocieron a Jesús personalmente, como se dice, “en vivo y en directo”. Los discípulos de hoy hemos de experimentarlo cuando Cristo venga. Pero siempre es posible conocer a Cristo como Señor y Salvador y sentido espiritual. Por eso, predicamos el evangelio.

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad (el poder, derecho, o privilegio) de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Juan 1:12-13.

Lo importante del mensaje cristiano para el mundo es que la Vida Eterna fue manifestada.  En el Señor Jesucristo, la Vida fue oída, vista, contemplada y tocada. Grande es el misterio de la Deidad, Dios fue manifestado en carne. Juan el apóstol dijo que tuvo contacto con el Verbo de vida afirmando que antes que fuera manifestado en el mundo, Él “estaba con el Padre.” Pero llegado al mundo, Juan con otros tuvieron comunión con el Verbo de vida (v.2), y ahora escribe para que los destinatarios compartan el gozo que resulta cuando uno conoce personalmente al Padre y al Señor, Jesucristo. Tener comunión es experimentar algo en común con otros. El gran privilegio y el gozo experimentado por Juan no fueron de su exclusividad, sino es una bendición otorgada a todo aquel que por medio de la fe en Cristo nazca de nuevo y se convierta en hijo o hija de Dios. La bendición de tener comunión “con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” es hecho posible por el nuevo nacimiento a través del Espíritu Santo.

En los tiempos antes que viniera el Verbo, Dios había hablado “muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas” Hebreos 11:1. Luego leemos que “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” v.2. Esta fue el comienzo de la comunicación personal y directa de Dios al mundo. La comunicación de esta gran verdad comenzó en su nacimiento, cuando los pastores supieron. A los 40 días de nacer, Simeón y Ana subían a las gradas del templo en Jerusalén, y ellos después de tener a Jesús en sus brazos, se lo comunicaban a sus conocidos. Antes de los dos años de edad, los magos supieron, también Herodes y sus asesores. A los 12 años en el Templo, Jesús maravillaba a los doctores de la ley con “su inteligencia y de sus respuestas.” Me hago la pregunta, ¿Cómo habrían interpretado los doctores la frase que escucharon? “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” Lucas 2:49.  A los treinta años de edad, Juan Bautista le presentó. Juan el apóstol dijo: “Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” Juan 1:14.

Hoy día, escuchamos la voz del Verbo a través de la Biblia, la Palabra de Dios. Oir es recibir el mensaje personal de un personaje histórico quien nos dice, “creéis en Dios, creed también en mí” Juan 14:1. Lo descrito por Juan de escuchar y ver personalmente a Jesús en la tierra, ya terminó. Fue un encuentro visual. No vieron a un fantasma. Dice que le tocaron, o sea, tenían contacto personal con Jesús. Todos los sentidos fueron afectados. En su epístola termina diciendo. “Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.” Gozo cumplido es el resultado de disfrutar la realización de nuestras expectativas. En otras palabras, confiando en Dios Padre y en el Señor Jesucristo, el Espíritu Santo cumple con todo lo prometido en la Palabra de Dios. –DAJ

Lectura Diaria:
2 Reyes 20-21:18 [leer]
/Lamentaciones 1 [leer]
/1 Timoteo 4 [leer]