El amor debe ser la base de todo servicio rendido al Señor Jesús. Lea del encargo recibido por Pedro.
“Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos” Juan 21:15

Habiendo terminado de desayunar, Jesús preguntó directamente a Pedro, “¿me amas más que éstos?” Pedro no vaciló en responder, “Sí, Señor; tú sabes que te amo.” Jesús repitió la pregunta dos veces más y la respuesta fue siempre la misma. Recibida cada respuesta, Jesús entregó tres tareas a Pedro, 1. Apacienta mis corderos; 2. Pastorea mis ovejas; y 3. Apacienta mis ovejas. Debía dar a comer a los chicos (los corderos). Había de cuidar, guiar, proteger y alimentar a los mayores (las ovejas). Cada encargo fue diferente y Pedro afirmaba en cada instancia su amor para con el Señor. El amor hacia al Señor debe ser el motivo de todo lo que hacemos. Cada discípulo del Señor Jesús ha sido capacitado para servir con amor pues desde el día de su conversión “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5).

Habiendo indicado a Pedro lo que debía ser su trabajo en el futuro, el Señor se refirió a su vida pasada cuando hacía lo que él quería, pero de ahí en adelante, estaría más preocupado de su relación y responsabilidad delante del Señor. En este servicio iba a sufrir una muerte impuesta por otros. Sería una muerte violenta en su vejez. “Extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios” (Juan 21:18-19). Sin esperar respuesta de Pedro, el Señor Jesús añadió: “Sígueme”. Algunos dicen que su muerte ocurrió 34 años después, pero ignoramos qué es lo que pasó con este apóstol. Lo que es cierto es que las dos cartas escritas por él demuestran que en realidad apacentó a los corderos y a las ovejas con sus palabras de enseñanza y los pastoreó con sus palabras de instrucción.

Cuando Pedro salió a pescar en compañía de sus condiscípulos, era tarde. Durante la noche no sacaron nada hasta que llegó Jesús, produciendo el milagro de los muchos peces sacados. A la luz de un nuevo día, él Señor resucitado apartó a Pedro de sus actividades en el mar para que se ocupara hasta el día de su muerte en cuidar a la grey. Que sea hoy el comienzo de una nueva época en nuestra vida para servir a Dios por amor hasta el fin de nuestros días. (Conclusión). –DAJ

 

Lectura Diaria:
Levitico 15:1-33 [leer]
/Salmos 119:73-112 [leer]
/Marcos 5:21-43 [leer]