En el evangelio de Juan capítulo 3 se relata una interesante entrevista que Jesús sostuvo con un hombre llamado Nicodemo. En el capítulo 4 Jesús sostuvo otra entrevista pero esta vez con una mujer. Hay diferencias entre los dos casos; uno era hombre y el otro, una mujer.

 

Decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente ÉSTE ES EL SALVADOR DEL MUNDO, EL CRISTO.” Juan 4:42.

 

Era de noche cuando Jesús conversó con Nicodemo mientras con la mujer era al medio día. Conversó con Nicodemo en casa, mientras que la mujer estaba fuera de la ciudad donde había un pozo de agua. Nicodemo era un maestro muy instruido en la doctrina divina, mientras la mujer tenía poco conocimiento, aunque sabía que el Mesías había de venir. Sabemos el nombre del hombre, mientras se desconoce el nombre de la mujer, a quien identificamos como “la mujer samaritana”.

 

En el caso de la mujer, se ve un avance en su reconocimiento de Jesús. Comienza pensando que es solamente un judío con sed para luego pensar que es un profeta. Dijo que cuando viniera el Mesías, “nos declarará todas las cosas” Juan 4:25. Jesús le sorprendió con revelarle que sabía todo de su vida y ella terminó convencida que este desconocido conversando con ella era el Mesías largamente esperado. No se sabe el momento preciso cuando ella puso su fe en Él pero posiblemente fue cuando ella habló del Mesías y Jesús le dijo escuetamente: “Yo soy, el que habla contigo” v.26.  Cuando los discípulos llegaron con la comida que habían ido a comprar en la ciudad, “entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad” v.28.El cántaro dejado atrás es símbolo de una nueva prioridad en su vida. El agua en el pozo tenía menos importancia porque la mujer samaritana había bebido del agua viva ofrecida por el Señor Jesús. Su partida repentina muestra las ansias de ella para dar la noticia de su gran hallazgo.

 

Llegada a la ciudad su mensaje fue corto y preciso, “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?”  v.29. Venid y ved a este Sabio y Conocedor de todo. El mensaje de la mujer samaritana fue tomado en serio pues “muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho” v.39. El testimonio de la mujer tuvo su efecto. Lo dicho por Jesús fue suficiente para que se convirtiera de una mujer sedienta a una mujer satisfecha por el agua viva ofrecida por el Señor Jesús. Los samaritanos rogaron a Jesús “que se quedase con ellos” pero eso no fue posible. De todas maneras, “se quedó allí dos días” v.40. Tienen que haber sido dos días de gran enseñanza. Hubo aclamación popular entre los samaritanos. Los resultados fueron espectaculares pues “creyeron muchos más por la palabra de Él” que por la palabra de la mujer, v.41. La confesión de los samaritanos es preciosa: “sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo” v.42. Ojalá más personas en el día de hoy dijeran lo mismo. ¿Lo ha dicho Usted? –daj

Lectura Diaria:
Números 18 [leer]
/Proverbios 15 [leer]
/2 Pedro 2 [leer]