Mateo es el autor del evangelio que lleva su nombre. Lea de cuando fue llamada y como hizo un banquete para introducir a Jesús a su antiguos amigos.
“Aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.” Mateo 9:13.

Se resume la misión de Jesucristo en Lucas 19:10, “porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Fue dicho para explicar la sorpresiva conversión de Zaqueo, un cobrador de tributos públicos. En otra oportunidad Jesús pasaba donde había varios puestos para la cobranza de los tributos públicos. Allí “vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme”. La respuesta fue inmediata pues Mateo “se levantó y le siguió” Mateo 9:9. Jesús buscaba a los pecadores para producir cambios en la vida de ellos. Jesús sigue llamando a los mismos hoy en día para que le sigan. Es una lástima que muchos le dan el oído sordo a su llamada. ¿Acaso Ud. le ha respondido?

Mateo no consultó a sus compañeros para saber su opinión sobre si convenía seguir a Jesús o no. Se levantó y le siguió. Mateo tuvo completa confianza en la persona de Jesucristo anticipando que su futuro sería seguro con Él. Mateo era un publicano y los líderes religiosos asociaban a éstos con los “pecadores”. Vea Lucas 15:1. Por cierto el trabajo de los publicanos como cobradores de impuestos de parte de los romanos no les hacía muy populares entre sus compatriotas. Era sabido que algo de lo cobrado se quedaba en el bolsillo del cobrador. De todas maneras, Jesús estuvo dispuesto a llamar a Mateo como seguidor. Mateo fue escogido para escribir el evangelio que lleva su nombre. En las manos del Señor Jesús, cualquier vida puede ser transformada en algo útil para la gloria de Dios.

Mateo quiso demostrar al mundo que el rumbo de su vida había cambiado. Que mejor manera de hacerlo que tener un banquete con varios invitados. “Leví (el otro nombre de Mateo) le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos (Jesús y sus discípulos)” Lucas 5:29; Mateo 9:10. No tardaron los fariseos en criticar a Jesús. “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?” v.11. Tan pronto que se ha convertido en discípulo del Señor, Mateo aprende que el discípulo de Jesús va a ser criticado y mal interpretado. También va a aprender que Jesús defiende a los suyos pues “al oír esto Jesús les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” vv.12-13. Jesús no se guiaba por la religión popular y no compartía la forma estrecha del pensar de los fariseos. Ellos eran los líderes religiosos de su día. La misericordia determinaba el afán del Señor de buscar y salvar al perdido. El sigue llamando al pecador para transformar su vida produciendo cambios para la gloria de Dios. ¿Acaso lo ha hecho con la vida suya? — daj

Lectura Diaria:
Levitico 23:23-44 [leer]
/Salmos 135:1-136:26 [leer]
/Marcos 9:14-32 [leer]