Siguiendo el ejemplo y la enseñanza de Jesús, los apóstoles interpretaron el significado, el sentido, y la aplicación de toda la Escritura a la luz de la persona y obra de Jesús.

“No saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” 1 Corintios 2:2

La predicación paulina fue un despliegue preeminente de este compromiso interpretativo. Cuando el apóstol Pablo señala: “Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (1 Corintios 2:2) no está sugiriendo que la cruz de Cristo fue el único pensamiento que jamás entró en su mente, ni que en cada diálogo introducía el tema de la cruz sí o sí. Pablo estaba afirmando y destacando que el poder y la sabiduría de Dios desplegadas en la cruz y en la resurrección de Cristo sirvieron como el único marco de referencia apropiado para sus pensamientos.

D.A Carson explica “Pablo no puede hablar mucho del gozo cristiano, o de la ética cristiana, o de la comunión cristiana, o de la doctrina cristiana de Dios, o de cualquier otra cosa sin, finalmente, atarla a la cruz. Pablo está centrado en el evangelio, era su compromiso predicar a Cristo crucificado, un hecho que era considerado una estupidez por los sofistas y aquellos en la iglesia de Corinto que estaban influenciados por ellos en apreciar, por sobre todo, la sofisticación intelectual y la elocuencia retórica.

Pablo no está sugiriendo un estilo o una posibilidad de llevar a cabo la predicación cristiana. Más bien está demandando una un claro e inamovible enfoque mental y un estilo de vida que lleve cada aspecto de la vida del siervo de Dios que toma su Palabra en el púlpito. Pablo hace notar que él no predicó haciendo “alardes de retórica o de sabiduría”, sino más bien vino a ellos “en debilidad, temor y temblor” (1 Corintios 2:1-4; DHH). El buscó distanciar su predicación desde el púlpito de la pompa retórica que consideraba un Mesías crucificado y sangrante algo escandaloso y sin sentido (1 Corintios 1:23). Maestros influenciados por los sofistas pensaban que eran demasiado iluminados y sofisticados como para un mensaje tan grotesco y crudo. Buscaban acomodar el espíritu de los tiempos proveyendo mensajes inspiradores acerca de un estilo de vida virtuoso u exitoso. Consideraban a Pablo y su mensaje demasiado rústico y sin sentido. Lo mismo constatamos el día de hoy en muchos lugares de culto: un evangelio que no es tal, un mensaje diluido, una predicación sin cruz.

El apóstol no carecía de elocuencia ni era poco versado, lo sabemos. Podía hablar hasta la medianoche y había auditorio para escucharle, a pesar de que alguno se quedara dormido (Hechos 20:7-9). Sin embargo, el simplificó su mensaje evangelístico a un hecho simple de explicar y de comprender, a saber la muerte de Cristo en la cruz del Calvario. Pablo articularía, como hemos visto, todo su mensaje alrededor de este hecho portentoso. Un hecho en sí es fácil de comprender pero de profundo e inabarcable significado. Cada arista que surge al considerar el hecho de la cruz nos maravilla y nos habla del amor de Dios.  ¿Predica usted la cruz? –rc

(Continúa)

Lectura Diaria:
1 Reyes 12 [leer]
/Jeremías 21-22 [leer]
/Colosenses 1:1-20 [leer]