La fe de Abraham es sobresaliente. Lea de ella.
“Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo”. Génesis 22:3.

El patriarca Abraham es conocido especialmente por su fe y por su obediencia. Son características interdependientes pues la fe se manifiesta por medio de la obediencia. La obediencia es el resultado de la sumisión requerida por la fe. Los que tienen fe y obedecen a Dios son considerados hijos de este “padre de todos nosotros” Romanos 4:16. El ejemplo más sobresaliente de su fe fue cuando Dios le probó pidiéndole que ofreciera a su hijo Isaac en sacrificio. Tenía más de cien años de edad cuando Dios pidió que sacrificara al hijo. El había esperado largos años antes que naciera su heredero. Y ahora viene la orden de tomar “ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” Génesis 22:2. Abraham no titubeó. ¡Petición recibida; Petición obedecida! ¿Seríamos capaces de actuar como Abraham?

A la mañana siguiente Abraham parte haciéndose acompañar de dos siervos y de Isaac. Guarda como secreto la razón de su viaje y después de tres días, llegaron al pie del monte donde Isaac tenía que ser sacrificado. Padre e hijo subieron solos por la ladera cuando Isaac notó la ausencia del animal para el sacrificio y preguntó a su padre por él. La respuesta recibida fue precisa y una profecía a la vez; “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos” Génesis 22:8. La Biblia no revela los pensamientos de Abraham mientras prepara el altar en obediencia y la petición divina. Y ¿cuál sería la consternación en Isaac al saber que él es el sacrificio que Dios quería? La obediencia de los dos es completa. Abraham por su parte llegó a completar todos los preparativos para sacrificar a Isaac. Isaac por su parte se sometió a la voluntad de Dios conocida a través de padre. Mientras Abraham tomaba el cuchillo, el Ángel de Jehová le detuvo para no hacer nada al muchacho y su fe era reconocida por Dios Quien dijo: “ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único” Génesis 22:12.

Es imposible que hoy día alguien recibiera una petición como la de Abraham. Sin embargo, hay otras pruebas permitidas por Dios y Él espera que tengamos fe y que le obedezcamos, cueste lo que costare. A algunos, les ha costado la vida y han muerto como mártires. Otros languidecen en prisiones por haber mantenido la luz de su testimonio encendida. Han obedecido por fe la instrucción del Señor de predicar y hacer discípulos. En el caso de Abraham, la sencillez de su fe se destaca en Génesis 22:3, “Y Abraham se levantó muy de mañana,… y fue al lugar que Dios le dijo”. Tuvo tres días de meditar sobre lo que tenía que hacer, pero su fe no flaqueó. Abraham tuvo fe y obedeció. Es un ejemplo para nosotros, digno de imitar. –daj

Lectura Diaria:
Números 33 [leer]
/Proverbios 29 [leer]
/Lucas 4:16-44 [leer]