“Edificaré mi iglesia” Mateo 16:18

Puesto que pertenecer a la iglesia universal es indisoluble e integral con la salvación, la pertenencia de cada creyente individual a la iglesia está asegurada, así como su salvación eterna. Sin embargo, la iglesia universal se despliega y expresa en el mundo por medio de un vehículo. Por ese motivo, los apóstoles establecieron ‘iglesias locales’ dondequiera que ellos iban. Estas iglesias son representaciones del cuerpo de Cristo, donde sus miembros se reúnen para  practicar la doctrina de los apóstoles y para ejercer los dones que, sin excepción, cada creyente ha recibido de parte del Espíritu Santo (1 Corintios 12:7).

En las cartas apostólicas se nos enseña con respecto a la iglesia universal y la iglesia local. El lector debe distinguir, entonces, qué enfoque el escritor bíblico está teniendo en mente al momento de escudriñar un pasaje, ya sea la iglesia cuerpo de Cristo o la iglesia en algún lugar determinado. De este modo, resultan evidentes los distintivos que hay entre estos dos conceptos de iglesia.

En primer lugar, el Señor Jesucristo es el constructor y edificador de su iglesia, como vimos ayer (Mateo 16.18). Esta estructura espiritual no fue generada en la mente de un hombre sino en la mente de Dios. La iglesia local, en cambio, es edificada por los hermanos que enseñan a los miembros de esa iglesia. “Cada uno mire cómo sobreedifica” escribe Pablo (1 Corintios 3:10). Se requiere, por lo tanto, material de buena calidad, espiritual y no desechable. Es una gran responsabilidad sobreedificar sobre el fundamento, que Pablo identifica en seguida muy claramente, “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:11).

En segundo lugar, la iglesia universal o cuerpo de Cristo es una sola –“mi iglesia”– (Mateo 16:18, Efesios 4:4) pero las iglesias locales son múltiples –“las iglesias de Dios” – (1 Tesalonicenses 2:14, Romanos 16:4).

En tercer lugar, la iglesia universal tiene una Cabeza (Colosenses 2:19). Es una sola, un Señor bajo cuyos pies todas las cosas han sido puestas (Efesios 1:22-23). No hay una cabeza humana en la iglesia universal. Nunca debemos olvidar que Cristo es la cabeza del cuerpo y que a ningún programa o idea humana debe permitírsele interferir con aquella comunicación vital entre el Señor y su cuerpo, la iglesia. rc

(Continúa)

Lectura Diaria:
1 Reyes 12 [leer]
/Jeremías 21-22 [leer]
/Colosenses 1:1-20 [leer]