El hombre es influenciado e influenciable por lo que ve. No así Dios.
“No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” Salmo 14:3

Basta muy poco a veces para generar una impresión que puede ser equivocada, pero las cosas que ven los ojos perduran en la mente y las impresiones equivocadas también perduran en nuestra memoria.Dios no necesita las herramientas que los hombres necesitan para obtener información acerca de las personas, como entrevistas, tests psicológicos o cartas de recomendación. David escribe: “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme. Has entendido desde lejos mis pensamientos” (Salmo 139:1-2).

Un caballero se jactaba de que había sustraído un producto de una tienda. Contaba su hazaña delante de un grupo de señoras que estaban en otra tienda. “Miré para un lado y miré para el otro y nadie me vio”, dijo sonriente. Entonces, una de las señoras le dijo “pero yo sé que alguien le vio”. Desconcertado, el hombre afirmó: “pero yo miré para todos lados y estoy seguro que no había nadie”. Entonces esta creyente le dice: “Ah, pero se le olvidó mirar para arriba…” Efectivamente, el hombre mira para cualquier parte menos para el cielo. La Biblia nos dice que Dios está muy pendiente de lo que ocurre en la tierra. Más aun, nos señala que “Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres” (Salmo 11:4). Sus ojos ven… no como el hombre que a veces no ve, creyendo que lo hace. Samuel aprendió esta lección de parte de Dios mismo: “Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7).

El Dios eterno ve una realidad triste: “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmo 14:2). Dios nos conoce, le conoce a usted, le dice que es un pecador perdido, una pecadora perdida. Por lo mismo, estamos muertos espiritualmente “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Dios provee prontamente el remedio, la vida eterna en base a la muerte de Cristo en la cruz a nuestro favor.
¿Tiene el lector vista sólo para lo que está delante de sus ojos? Hay un principio en la Escritura que es de aplicación universal: “Las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18). Ahí tiene usted, lo que sus ojos ven va a perecer. ¿Vemos el amor? ¿Vemos la lealtad? ¿Vemos la fidelidad? Sin duda vemos sus resultados y valoramos su existencia, pero no las vemos. De la misma manera ocurre con el amor de Dios, cuya existencia se demostró de una manera indisputable y tremenda:  “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros” (1 Juan 3:16) ¿Ha visto el lector más allá de su vista física? ¿Ha visto el amor de Dios? Le invitamos a reconocerle y a recibirle. –rc

Lectura Diaria:
Nehemías 1-2 [leer]
/Daniel 11:21-45 [leer]
/Apocalipsis 7 [leer]