Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Mateo 2:1-3

Hay varios personajes que tienen que ver con el nacimiento del Señor, y Dios nos da detalles con respecto a algunos más que de otros. De sus actitudes para con el nacimiento de Jesús podemos extraer lecciones de aplicación actual para nuestras vidas. Así, entre todos ellos es interesante considerar a los magos que vinieron del oriente. Ellos son los primeros adoradores del Cristo encarnado que registra la Escritura. Extranjeros, viajaron meses para encontrarse con el Rey de reyes, cuyo nacimiento les fue especialmente revelado. No pertenecían al pueblo judío, que había sido históricamente el beneficiario principal de las bendiciones de Dios. Su aparición es un anticipo de que el Cristo que nace será de bendición y salvación para todos los linajes de la tierra. Mateo da fe que el Mesías prometido no será sólo para Israel sino que para todas las naciones , y esta realidad ya estaba anunciada en la profecía (Isaías 60:3).  Los magos nos enseñan el valor que Cristo tenía para ellos, y que los esfuerzos que hicieron para encontrarle fueron recompensados con el encuentro personal con el mismo Hijo de Dios, al cual pudieron adorar y ofrendar con sus presentes.

Poco antes de encontrar al niño, tan pronto llegan los magos anuncian el motivo de su venida y se genera el desconcierto y la confusión en Jerusalén. El rey Herodes convoca a los escribas y sacerdotes, quienes correctamente recitan la profecía concerniente al nacimiento de Cristo en Belén. Tristemente, no vemos en ellos más que conocimiento teórico. La venida de Cristo no tiene repercusión en sus vidas, no demuestran interés y no intentan siquiera acompañar a los magos en el tramo final de su viaje. ¡Ha nacido el Rey! pero nada cambia en la vida de ellos. No están interesados en ir a adorar al verdadero Dios. La actitud de los sacerdotes y escribas nos recuerda la actitud de aquellos que ignoran la venida del Hijo de Dios, demasiado ocupados en sus vidas, sin lugar para el Señor.  Un poco de conocimiento sí, en la mente pero no en el corazón.  A continuación el rey Herodes ejemplifica a un tercer grupo de personas. No ignora la venida del Mesías, pero equivoca los motivos. El, al contrario de loa magos, ve en Jesús una amenaza a su estilo de vida y le rechaza profundamente. Más aun, su hostilidad le lleva a urdir una trama de engaños con el fin de poder librarse definitivamente de su “problema”. No hay lugar para Cristo en el corazón terrenal de Herodes. Se opone con vehemencia a la venida del Mesías.

Y usted, amigo lector, ¿a cuál de los tres grupos mencionados pertenece? ¿A lo que son abiertamente hostiles a Cristo y a su persona? Qué gran equivocación. ¿Tal vez pertenece usted a aquellos que no quieren rendir su voluntad a Dios, sometiéndose a su señorío? o quizá usted pertenece a los indiferentes y la persona de Cristo no tiene resonancia en su alma. Puede conocer acerca de las verdades de la palabra de Dios, puede mencionar versículos de la escritura, pero ésta nunca ha hecho impacto verdadero en su ser.  ¿Cuál es su respuesta ante el hecho cierto y trascendental de la venida del Hijo de Dios? ¿No debiera considerar la actitud de los magos? La revelación divina sensibilizó sus corazones y actuaron en consecuencia. Ellos tuvieron un encuentro personal con Cristo y fueron bendecidos. ¿Ha recibido el lector a Cristo personalmente? Reconózcale como el Dios eterno, todopoderoso, que dio su vida en la cruz pagando el precio de su rescate. Esta es la actitud apropiada, recíbale y usted será salvo. rc

Lectura Diaria:
Nehemías 10:1-11:36 [leer]
/Zacarías 7:1-14 [leer]
/Apocalípsis 15:1-8 [leer]