“Ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” Lucas 2:11

El 25 de diciembre es celebrado como la fecha en que nació Jesús. Es una fecha arbitraria escogida cuando algunos calcularon que Jesús nació durante el invierno. Belén está en el hemisferio norte. Ahora han concluido que la fecha exacta fue en el año 3 antes de Cristo, según el calendario de hoy. Desafortunadamente en la época de la Navidad, la mayoría piensa en los presentes, en los parientes, en los pobres, en los pesos, y pocas personas piensan en la Persona de Jesús. Se destaca el amor hacia el prójimo sin referirse al gran amor de Dios para con nosotros. Muchos celebran la fecha en fiestas y andan lejos de la santidad de Dios. Muchos ignoran la razón principal de la venida de Jesucristo a este mundo. En realidad, cuando Cristo nació, muchos ignoraron que el Hijo de Dios había nacido.

El dueño del mesón donde José y María buscaron hospedaje no es nombrado en la Biblia. No sabía que la mujer encinta llevaba en su vientre la Persona más importante de toda la historia humana. No es que EL MESONERO tuviera mala voluntad, pero preocupado de su negocio, no dio albergue a la pareja recién llegada de Nazaret. Por atender su negocio, no supo del nacimiento de Jesús. HERODES el rey, era un hombre inseguro. Obtuvo su lugar como gobernante de su padre, y se auto tituló Rey. Cuando llegaron los “magos” dos años después buscando al Rey de los Judíos que había nacido, Herodes no tenía idea del acontecimiento. Ignoraba por completo que hubiera nacido el Enviado de parte de Dios. La maldad de su corazón se vio cuando ordenó la matanza de todo niño menor de dos años. Herodes fue ignorante del nacimiento de Jesús por causa de sus celos y temores. LOS LÍDERES RELIGIOSOS mencionados en Mateo 2:4-6 sabían donde encontrar la profecía bíblica anunciando la llegada del Mesías (Miqueas 5:2). Su orgullo produjo autocomplacencia. Tenían sus propias ideas de cómo tenía que llegar el Mesías y no fue cuál bebé en un pesebre.

LOS HABITANTES DE JERUSALÉN fueron otros que no supieron de la llegada del Hijo de Dios. Tampoco los que vivían en la aldea de Belén. Jerusalén con sus milenarias tradiciones y su templo, el centro de la vida religiosa de los judíos, no supo nada de Jesús. A los cuarenta días, José y María iban a subir las gradas del templo con Jesús en brazos. Sorpresivamente les recibió un hombre anciano y una mujer viuda. Fueron los únicos que sabían de su llegada. Habían sido enseñados por el Espíritu Santo. ¡Solamente dos fieles entre todos los habitantes de la capital! ¿Qué porcentaje de los habitantes del mundo conocen al Hijo de Dios como Salvador en el día de hoy? Muchos le ignoran voluntariamente. El mismo AGUSTO CÉSAR emitió un decreto sin saber que una virgen de Nazaret volvería a Belén para inscribirse en los registros, precisamente en el momento que había de dar a luz. El emperador romano tenía su propio credo, creyendo en su propio poder, y ¿Acaso había de preocuparse de un niño más, nacido en Belén? Enceguecido por su propia importancia, César no supo del nacimiento de Jesús. EL PUEBLO DE NAZARET tampoco supo del gran evento. María fue visitada por el ángel Gabriel en Nazaret. El Espíritu Santo vino sobre ella en ese mismo lugar, pero nadie se dio cuenta de la grandeza del Santo Ser que iba a nacer. Su nombre, Jesús, daría fama para siempre al pueblo. En la misma crucifixión Jesús fue identificado como de Nazaret. Lucas relata en el capítulo 4 que Jesús se asombró por la incredulidad de ellos y dijo: “De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra.” Lucas 4:24. Gracias a Dios por los que en el día de hoy conocen al Salvador. “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Juan 1:12. –daj

 

Lectura Diaria:
Nehemías 12:1-47 [leer]
/Zacarías 8:1-23 [leer]
/Apocalípsis 16:1-21 [leer]