Vivir tranquilo debe ser la meta de todos. Lea del secreto de David el rey.
“En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma”. Salmo 131:2.

Muchos de los salmos reflejan los sentimientos de temor y desánimo que los escritores experimentaban en ciertos momentos de su vida. David escribió algunos de los salmos cuando se escondía de Saúl. Su única alternativa era depender férreamente de Dios. El salmo 131 es diferente pues deja al lector con la sensación de una persona contenta, tranquila, y disfrutando la paz de Dios. El salmo contiene sólo tres versículos y David está en paz, descansando confiadamente como un niño chico. Se requieren pocos minutos para leer el salmo, pero se puede pasar horas meditando en las profundas expresiones de confianza.

Salmo 131 es llamado un Cántico gradual. Los expositores dicen que los israelitas lo cantaban mientras iban subiendo gradualmente hasta Jerusalén. David explica el secreto de su tranquilidad. El no se preocupaba de los asuntos grandes y maravillosos que estaban fuera de su alcance. Dejaba las cosas demasiado sublimes en las manos de Dios. No trató de controlar ni manejar lo que no era de su incumbencia. ¿Acaso nos preocupamos de asuntos ajenos a nosotros que suben el nivel del estrés que a veces sentimos? El verso uno es su confesión de no preocuparse de cosas más allá de nuestra capacidad de abarcar. Las cosas demasiado sublimes son dejadas en las manos de Dios. He aquí el secreto para estar tranquilo; no tratar de controlar lo que no sea de nuestra incumbencia.

El texto de cabecera presenta el cuadro simpático de un niño quieto. El niño que amamanta exige ser alimentado en cualquier momento, pero el niño destetado sabe esperar. David mismo supo esperar varios años antes que la profecía hecha por Samuel fuera realizado y él fuera coronado rey. “Espera, oh Israel, en Jehová, Desde ahora y para siempre” v.3. David hace una llamada al pueblo a esperar en el Señor. Debe ser una característica constante. El creyente maduro vive con confianza como un niño tranquilo. Al fin y al cabo se experimenta lo que Pablo describió a los filipenses. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” Filipenses 4:7. –daj

Lectura Diaria:
1 Reyes 19 [leer]
/Jeremías 31 [leer]
/Hebreos 2 [leer]