Los siguientes textos bíblicos destacan un gran hecho y nos dejan un gran ejemplo a seguir. “Dios ama al dador alegre”. “De tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo Unigénito” “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Una característica principal de Dios y que Él es dadivoso. Ama a los que sean similares. Saber dar o compartir es una manera de evitar la avaricia.

 

Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Lucas 12:21.

 

Reconocemos que existen grandes disparidades económicas en la sociedad de hoy día. La situación se ve en todos los países. Muchos opinan que una buena parte de la población no sabe como la otra parte vive. Sean ricos, o sean pobres, pocos tienen una idea clara de la situación de las personas que viven en el otro extremo. Se cuenta de un hombre que tenía una situación holgada que pensó que su hijo debe saber algo de la estrechez en que vivían los pobres. Invitó a su hijo a acompañarle a pasar unos días en el campo pagando pensión en la casa de una familia que no disponía de tanto como ellos. Al volver de su viaje el padre preguntó a su hijo, “¿Cómo te sentiste al ver como otros viven?” “Me gustó mucho, aprendí bastante” fue la respuesta sorpresiva. “Pero ¿no te diste cuenta de cómo vivía la gente? A ver” dijo el padre, “¿qué es lo que aprendiste?”

 

“En primer lugar, nosotros tenemos un perro, y ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina que ocupa la mitad del patio, pero ellos tienen un arroyo que pasa por su propiedad y nunca termina. En nuestro patio, tenemos estos faroles importados, mientras ellos tienen las lindas estrellas en la noche. El patio nuestro no alcanza más allá de cincuenta metros, mientras ellos vislumbran el horizonte. Tenemos un sitio chico, mientras ellos tienen potreros. Nosotros tenemos a personas que nos sirven, pero ellos se contentan en servir a otros. Compramos nuestras verduras, ellos las saca de su huerto. Tenemos muros altos para protegernos, mientras ellos dependen de sus amigos y vecinos por su seguridad.” El padre se quedó boquiabierto. Habló el hijo otra vez, “Gracias papá por haberme mostrado ¡cuán pobres somos nosotros!”

 

Todo depende de nuestra perspectiva. Los macedonios en el tiempo de Pablo eran pobres en lo referente a las cosas materiales, pero ricos en cuanto a su espiritualidad. Pablo escribió, “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad” 2 Corintios 8:1-2. Jesús alabó a la viuda que echó sus monedas en el cofre del templo. Elías fue mantenido por una mujer viuda cuyas reservas eran un poco de aceite y harina. Luego tenemos el caso de Moisés a quien Jehová preguntó: “¿Que es lo que tienes tú en la mano?” Fue solamente su vara de pastor pero le iba a servir a hacer grandes hazañas. Tener una perspectiva correcta es la clave. Nos lleva a dar gracias a Dios por lo que tenemos y usarlo para su gloria en vez de estar preocupados de adquirir más pensando que la felicidad está en la abundancia de las posesiones. Dijo nuestro Señor, Jesucristo, “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” Lucas 12:15. “El que hace para sí tesoro,… no es rico para con Dios” v.21. –daj

 

Lectura Diaria:
1 Reyes 22 [leer]
/Jeremías 33 [leer]
/Hebreos 4:14-5:10 [leer]