Caná de Galilea fue el pueblo donde Jesús hizo su primer milagro. Cambió el agua en vino. Destacó el poder residente en Jesús.
“Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria” Juan 2:11.

Juan el apóstol no usa la palabra “milagros” cuando se refiere a los prodigios hechos por el Señor Jesús. Los llama “señales”, pues apuntan hacia la gloria de Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. No es importante lo que se crea acerca de los milagros, pero sí es importante lo que creemos acerca de Jesús. Las señales eran evidencias de su poder para que apreciáramos su gloria como el Enviado del Padre. Un milagro es un evento que ocurre cuando Dios actúa en una manera especial. Suspende las leyes naturales para efectuar algo extraordinario. Cuando Juan escribe acerca de los milagros, son más que historias; son señales que indican Quien es Jesús. La primera señal mencionada en el evangelio de Juan es del agua hecha vino en el capítulo 2, versos 1-11.

Juan 1 relata la presentación de Juan Bautista señalando a Jesús como el Cordero de Dios. Un poco tiempo después Jesús con su madre y sus discípulos acompañan a una pareja en el día de sus bodas. Caná de Galilea se hallaba a unos cinco u ocho kilómetros de Nazaret, una distancia que fácilmente se recorre a pie. No se sabe la razón porque hayan sido invitados, pero María, la madre de Jesús, sabe extraoficialmente que se acabó el vino. En su evangelio, Juan siempre se refiere a María como “la madre de Jesús”, y no como María. ¿Por qué informa María a Jesús que el vino se acabó? Ella por supuesto sabía que Jesús era diferente que todos los demás. Cuando María informó a Jesús acerca del vino, Él puso en claro que no recibía peticiones de parte de ella. “¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora” Juan 2:4. La “hora” en el evangelio de Juan siempre tiene que ver con el momento cuando Jesús se entregaría para morir en la cruz. Jesús no permitió que María interfiriera en su vida.

Las tinajas de piedra eran usadas exclusivamente en los ritos “de la purificación de los judíos”. Cabían casi treinta galones en cada una. Jesús ordena que los siervos las llenen. ¿Qué va a hacer Él con las tinajas? No eran usadas para contener vino. El Señor ha de mostrar que en Él residía un poder capaz de hacer maravillar a cualquier. Llenadas las tinajas con agua, luego instruye a los siervos a sacar el contenido. Son testigos de un verdadero milagro. El maestresala, desconociendo el origen del vino llevado a él, preguntó al esposo de su procedencia. Pensaba que lo tenía en reserva. Ya pronto sabría del milagro hecho por el huésped Jesús de Nazaret. La señal apuntaba a la Persona de Jesús, y no al prodigio. Comprobó que Jesús era más que el Carpintero de Nazaret. El Propósito de la señal fue para demostrar que tenía poder para hacer algo nuevo que satisficiera a todos. Reemplazó lo que ellos tenían (el agua) con algo que Él mismo hizo. La provisión fue completa. ¿Cuántos habrán bebido del vino sin saber de su procedencia? Muchos hoy día disfrutan de las bendiciones de Dios sin preocuparse de la Persona que las provee. No así los discípulos. Por medio de esta señal, “sus discípulos creyeron en él” Juan 2:11. –daj

Lectura Diaria:
Deuteronomio 10:12-11:32 [leer]
/Cantares 1-2:7 [leer]
/Lucas 9:18-36 [leer]