¿Ha pensado en el tiempo cuando su vida en la tierra haya terminado? No solamente pensar en el lugar sino también, ¿en la condición en que va a vivir? La Biblia contesta estas preguntas.

 

“¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?” 1 Corintios 15:35.

Si cualquiera persona leyera esta meditación en forma calmada, sin apurarse, ocuparía cuando mucho unos 15 minutos. En este lapso de tiempo un total de 1,733 personas en el mundo habrán muerto, según cálculos generalizados disponibles en el Internet. Significa que aproximadamente 107 personas mueren por minuto o 6,930 por hora dejan de vivir en este mundo. Pasan al más allá o como David el rey dijo: “Yo sigo el camino de todos en la tierra…” 1 Reyes 2:2. ¿A dónde habrán ido los que ya murieron hoy? La Biblia habla de solamente dos destinos. Jesús fue claro al hablar de dos puertas; “ANCHA es la puerta, y espacioso el camino QUE LLEVA A LA PERDICIÓN… y ESTRECHA es la puerta, y angosto el camino QUE LLEVA A LA VIDA” Mateo 7:13-14. Es fácil concluir que el camino de bendición es el angosto que desemboca en la vida, o sea el cielo mismo. Jesús también enseñó que “muchos son los que entran por…” la puerta ancha mientras “pocos son los que…” hallan la puerta estrecha. De los casi 500 que murieron desde que usted comenzó a leer, ¿cuántos habrán llegado a la presencia de Dios por haber creído en Cristo su Salvador? Cuando uno cree la gran verdad presentada en el evangelio acerca de Cristo el Salvador, es como quien entra por la puerta estrecha.

Todos los que mueren han de ser resucitados en algún día en el futuro. Jesús también dijo: “no os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” Juan 5:28-29. Lo bueno que uno puede hacer es creer en Cristo. Lo malo es desoír su voz que invita, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” Mateo 11:28. El descanso se disfruta ahora y durante toda la eternidad. Las preguntas en el texto de cabecera intrigan: “¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?” Pablo anticipa un posible interrogante a lo revelado. ¿Qué pasa con el cuerpo que vuelve al polvo y se desparrama? Otros pierden su vida de otra manera y los versos que siguen contestan las preguntas sugeridas.

Usando un ejemplo del mundo botánico, Pablo dijo: “lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes” v.36. Una semilla muere, para que salga el cuerpo nuevo. Al sembrar la semilla, la planta no existe todavía pero cuando sale, se mantiene su semejanza a la especie que era antes. Del trigo no sale maíz. Así será en la resurrección, un cuerpo humano muere y es dejado como semilla en la tierra. En la resurrección, en el caso del creyente, saldrá un nuevo cuerpo, transformados en un cuerpo semejante al cuerpo de su Señor y Salvador. Todo el proceso está en las manos de Dios, quien determina como han de ser. “No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves” v.39. Esta ilustración del mundo zoológico es para probar que Dios ha hecho los cuerpos adecuados a su medio ambiente. De igual manera, el cuerpo de ser humano que ha creído en Cristo tendrá un cuerpo preparado para estar en el cielo, un cuerpo transformado al momento de  la resurrección. Los que han rechazado al Salvador serán resucitados para pararse ante el Gran Trono Blanco pero sin la bendita transformación experimentada por los creyentes. Los perdidos resucitarán con un cuerpo adecuado para el lago de fuego. Los creyentes en Cristo sabemos que vamos a estar “en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” Filipenses 3:20-21. ¿Tiene Ud. esta grata esperanza? –daj

Lectura Diaria:
Números 15 [leer]
/Proverbios 12 [leer]
/1 Pedro 4 [leer]